CARTA A UN MINISTRO DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA
DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES CONSTITUYENTES DE LA REPÚBLICA ESPAÑOLA
7 DE SEPTIEMBRE DE 1932
Se anunció que se comunicarían a los respectivos Ministros los siguientes ruegos:
"Sr.Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes Los que, en cumplimiento de un mandato político o animados de un fervor patriótico, visitamos oficinas de Ministerios distintos, hemos podido observar la existencia de funcionarios de tres clases en el orden del cumplimiento de sus deberes burocráticos.
Hay un tipo de funcionario publico, por fortuna escaso, que no posee la virtud cívica de vigilarse a si mismo, que no tiene de la estima profesional un concepto de rigor. Fuma por descansar de una tarea que no realiza. Lee el periódico por huir de un trabajo que -no ama. Busca afanoso la charla amiga para olvidar la pesadumbre del reloj.
Hay otra anormalidad de funcionario, que encuadra la función administrativa y hasta- la técnica, en el marco frio de los reglamentos sin alma. Esclavo de esa rutina, que en el espíritu es pesadez, desconoce la alegría fecunda de la interpretación consciente y serena. Las montañas de papeles que- duermen el sueno de la monotonía del "resultando". y el "considerando" ahogaron su anhelo de inquirir, su afán de razonar, su aspiración de un libre y humano resolver. Este funcionario sólo vive una ilusión, engañosa e infecunda: la de creer que cumple sus deberes burocráticos como el mejor.
Hay, por último, un tercer aspecto de funcionario: Es el que desprecia amablemente la tiranía de los preceptos arcaicos en holocausto a la rectitud del propósito, al servicio eficaz de la misión encomendada y al espíritu-justiciero de la ley.
Este funcionario vive generalmente la enemiga natural de los compañeros sin alas o la paradójica tragedia de la incomprensión.
Este tipo de funcionario del Estado abunda, por fortuna, cada día más. La República le regala ambiente y los tiempos nuevos brindan a sus métodos provechosa libertad.
Hace falta una, en principio amorosa, corrección para el primero, un curso de pedagogía del deber para el segundo y para el último, el elogio público que tenga tanto de estímulo renovado como de ejemplo aleccionador.
En la modestísima esfera de mi influencia cumplo mi misión de Diputado, y paso de largo por los casos primeros, y fijo en ese ruego mío la -atención para el último.
Seguramente en muchas dependencias ministeriales se encontraría motivo para el elogio y justicia para el aplauso. En el Ministerio de Instrucción pública, por to menos con igual abundancia que en los demás.
Y como dicho Ministerio es el que mas frecuento, el que mejor conozco, al mismo he de concretarme en este-ruego que es fervorosa petición.
Las secciones. de "Tesoro Artístico", de "Construcciones escolares” y de “Creación de Escuelas” son, entre otras. maravilla de organización, ejemplo de trabajo fecundo y modelo de pulcritud. Recepción amable, atenciones exquisitas, diligencia en el tramitar. . . Bien merecen to consigne ante S. S., Sr.Ministro este modesto representante de la Nación.
Si en otras secciones o Negociados no alcanza a tanto .la admiración, cúlpese en primer término a que, en muchos casos, la distribución de personal la resolvió el capricho en vez de presidirla una concienzuda organización.
Por eso en unas oficinas el personal no basta; en otras, tal vez, sobre. En algunas, la función suele ser para el funcionario; en otras, como es lo procedente, el funcionario es para la función
Ese es el ruego, Sr.Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes. Estímulo y premio de una parte. Reorganización meditada, pedagógica, profunda, de otra. Y, en resumen, el deseo de servir lealmente los intereses morales de la República, con la mejor voluntad.
Palacio de las Cortes, 6 de Septiembre de 1932. Pedro Riera Vidal .
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