DELITOS POLÍTICOS Y SOCIALES Y LA AMNISTÍA 1930

 


EL SOL 6-III- 1930

EDITORIALES 

LA AMNISTÍA AMPLIADA


El Gobierno ha recibido muchas solicitudes de Diputaciones y Ayuntamientos y  de Sociedades particulares de Cataluña pidiendo que Aristía sea ampliada. Uno de los telegramas petitorios más recientes de los estudiantes católicos barceloneses; pronto recibirá una demanda que firman numerosas mujeres, en cuya de ilustres escritores, en cuanto pudieron, con serenidad, y que saben bien cuánto afianza la paz la clemencia bien administrada; bien administrada, pero sin tacañería.

 Días atrás razona la necesidad de amnistiar a los condenados por delitos políticos, patentes hubo puntos en las declaraciones de la sentencia. Lo damos todo por reproducido, con ruego de otra meditación del gobierno sobre este aspecto de la petición unánime o poco menos de Cataluña; prácticamente un anime, puesto que los grupos que disentían si se les pregunta si no tienen más fuerza creció con carácter gratuito la pasada situación política. 

Hoy pedimos otra vez, y especialmente, la policía para los presos por delitos sociales. Los más de los que intervinieron en los sangrientos y repetidos sucesos de Barcelona y su provincia en aquellos calamitosos años de 1921 a 1923 murieron en las acciones, o murieron después, muchos de ellos antes de que se pronuncia así sentencia, casi todo exquisito, de buena o de mala gana, y ahí murieron: o murieron en encuentros con adversarios.

No todos los que están presos acompañaron a esos otros en su enérgica y deplorable actividad. Muchos nunca empuñaron alma alguna, y otros, si la usaron, los años de cárcel o de presidio les ha sido bastante castigo



LA LIBERTAD

27 DE ABRIL DE 1930

La amnistía

LOS PRESOS POLÍTICOS Y SOCIALES

Ni la amnistía ni tutelados por el gobierno han llegado al límite aquí ante llegar esta clase de disposiciones, si es que pretenden cumplir en fin a que deben tender.

 En el mitin pro político celebrado en el teatro de Fuencarral se señalaron casos concretos de penados aquí es incomprensible no hayan alcanzado los beneficios de esas disposiciones, uno de ellos es el de los soltados condenados por los sucesos del cuartel del Carmen, de Zaragoza; otro, el de Sancho alegre, que le dió recibir los beneficios del indulto en el instante en que se aplicaron a los condenados por los sucesos de las costas del Garraf. Pero aún ampliadas y la gracia que otorga el gobierno resultaría insuficiente. Dados como se han dado mis tías y indulto, aplicarlos a Sancho alegre y a los soldados del cuarto Carmen solo significaría que si lograba con lógica al interpretar los actos en relación con los decretos que nos ocupan.

El problema que hay que resolver plantea la llamada cuestión social. Es innegable que la lucha sin tres patronos y obreros, sobre todo en el periodo de 1919 a 1923, se transcribió muchas veces la ley, se llegó al crimen una y otra vez obstinada y brutalmente. No se puede tampoco poner en duda el deber ineludible en que estaba el poder de castigar tales desmanes, de velar por que volvieran a imperar en la conciencia colectiva los postulados más elementales de la ética. En lugar de eso, el poder hizo, consciente e inconscientemente obra partido.

 El estado de violencia a que se llegó en esas fechas on surgió espontáneamente y puede achacarse a la acción y a la voluntad de un solo sector social. Fue la obra de todos, incluyendo también al Poder. Con buena lógica no debieron ser castigados con el mayor rigor quién es por su condición social, por su educación, por su falta de medios de defensa, se hallan siempre más propicios a dejarse sugestionar por el ambiente, a dejarse arrastrar por la pasión, a ser dominados por el desespero. El peso de la ley debió caer y no solo hable sobre aquellos otros que, disponiendo de las fuerzas del Estado: para prevenir, las judiciales para castigar, asaltaron por encima del Derecho para cometer toda clase de fechorías

Nos vamos a pedir el castigo disculpas creemos, al contrario, que ha llegado el momento de alimentar en lo posible hierros pasados y que volver a una normalidad total en las relaciones entre los distintos grupos que en sus luchas han empleado procedimientos reprobables y aún criminales, y creemos que esto solo puede conseguirse insistiendo a todos los presos sociales y políticos. Llevar a cabo una revisión general de los hechos pretéritos y incoar nuevos procesos contra sujetos de significación opuesta a quienes hasta hoy se ha aplicado de modo sistemático y sin serenidad, la ley del más fuerte, b sería absurdo; mantener contra una clase determinada la política de represión, sería injusto e In político.

Hoy solo es posible, para reparar las culpas de todos, para cometer  la injusticia de hacerlas purgar por más tiempo a un  reducido número de hombres, conceder una amplia amnistía que borre lo pasado  reintegre a muchos padres de familia, a muchos hombres que no pueden ser considerados como delincuentes, en el fondo fueron  al crimen  impulsados por un ideal generoso



LA LIBERTAD

30 DE ABRIL DE 1930

MEDIDA INAPLAZABLE

Tenemos que insistir, y la insistencia todo lo que sea menester, en nuestra campaña en pro de la ampliación de la hostia. es indispensable-un alto espíritu de equidad exige-que alcance a todos los reos de delitos políticos y sociales cuyo carácter es tan circunstancial y tan efímero.

En nuestro número del pasado domingo escribimos a este propósito cuánto creímos que era oportuno, que coincidió con criterios análogos de «El sol y de «Heraldo de Madrid», en igual sentido se viene expresando «La Voz» «El Liberal» y «El Imparcial». también el «ABC» emitió su voto en favor de una amplia amnistía. 

Hay además de las razones de equidad repetidas veces hemos alegado, otras de su prima justicia, que imponen los daños, la reparación de los agravios sobre mucha gente inocente. L

Los tiranuelos, las autoridades de la dictadura y los pueblos humildes y las pequeñas villas ejercieron de verdaderos señores ciudades. No había más ley que la de alcalde ni más te dicho que te delegado. 

Cuando alguien, atropellado, se quejaba y trataba de interponer el oportuno recurso contra el acuerdo o la medida vejatoria, si decía que en el escrito se desacataba al alcalde, si Julia va al delegado al gobernador. 

Y venía la denuncia de oficio, y sumario, procesamiento y muchas veces la condena, que unas veces era cárcel y muchas destierro. Así se alejaba por un par de años a más de 250 km de la localidad al protestante.

¿No es indispensable reparar estas iniquidades?

Al ministro de Gracia y Justicia le pedimos que considere y sus casos y vean la magia por delitos de ese género sean inmediatamente indultados, así como liberados de las cargas y molestias. 

Es nuestro deber velar por la paz y la libertad de los modestos, de los humildes; y los grandes, los fuertes están ya, como era obligado, gozando de todos los derechos. Pero hay muchos por esos pueblos que sufren silencio, sin que nadie los atienda, para ellos son toda nuestra simpatía y por ello se levanta hoy nuestra voz.

 Estamos seguros-lo decimos con nobles de alta-de que el gobierno sabrá poner remedio a estos males, Y tranquilizar esperamos. Pero, si fuese necesario, volveríamos a insistir sobre el tema cuantas veces fuera menester


LA REVISTA BLANCA , SUPLEMENTO DEL NÚM 170, 15- JUNIO-1930 pp I-III

Por la libertad de los presos político-sociales

Lo que no comprendemos, o lo que comprendemos demasiado, es por qué habiéndose otorgado un indulto a favor de los delitos políticos, se haya incluido en la gracia a unos condenados y a otros no, cuando varios de los indultados cometieron el mismo delito cometido por otros que no han sido comprendidos en el perdón o en la justicia. lAdemás, aun dentro de una misma categoría de delito político, como son los de lesa majestad y los de lesa patria, a unos se les ha indultado y a otros no, sin que el espíritu ni la letra del decreto haga excepciones. Se conoce que antes de dictarse la amnistía le fué presentada al Gobierno una lista de los reclusos que habían de ser indultados y otra de los que podían no serlo. Lo que nos confirmaría, una vez más, en nuestra creencia de que el indulto no fué una gracia, ni un perdón, ni una justicia, fué una medida política condicionada. Cosa semejante jamás se había visto. Habíamos Visto comprender en el indulto a penados que, en realidad, no se quería indultar, pero como el indulto les comprendía, por la calificación del delito, hubieron de ser libertados. Esta vez ha sido muy otro él resultado del indulto. Esta vez dejó de aplicarse a delitos prcvistos y señalados en el mismo decreto. 

El señor Presidente del Consejo de Ministros dijo * la Comisión de señoras y de obreros y obreras  que  últimamente le visitó, para pedirle que el indulto fuese aplicado a los presos políticosociales, que todos no podían ser indultados, pero que lo serían mucho» según el delito y según la conducta que hubiesen observado en los penales. 

Es la vuelta al expedienteo, cosa muy larga en España, y, además, es dejar al criterio, no ya de las Salas de Justicia, no ya de los Consejos de Guerra, sino de los jefes de cárceles y presidios, el que los presos sean dignos o no del indulto. 

Muchos de los condenados políticosociales tienen mala nota en los archivos penitenciarios, pero es también por sus opiniones políticorreligiosas. En los presidios y cárceles de España, según quienes son sus directores, se obliga al penado a oír misa y al que no la quiere oír se le castiga, encerrándole en celdas destinadas al efecto. Y por si ello fuera poco, se pone su nombre en el libro negro. Por este motivo, muchos de los condenados políticosociales tienen mala nota en sus fichas penitenciarias, y dejar al criterio de los mismos que los han castigado, el que sean o no comprendidos en el indulto, es poner la gracia, el perdón o la justicia a merced del fanatismo y de las preocupaciones religiosas. 

No hay ley que obligue al penado a oír misa. Al contrario, hay un real decreto publicado ante un caso que se presentó, no recordamos si en el Ejército o en la Armada. Un militar dijo que su conciencia no le permitía oír la misa católica. Aquel militar fué castigado por sus superiores jerárquicos, pero su castigo motivó un real decreto merced al cual, desde aquel día, todo militar quedaba libre de oír o no el sacrificio de la misa. 

Otra cosa es, repetimos, poner la vida del penado a disposición del Director del establecimiento, el cual, por otra parte, se ve constantemente vigilado c intervenido por las monjas o por el capellán del presidio o cárcel. 

Por esta falta, que no es falta, tienen muchos mala nota en los presidios, y, en particular, Elías García, que por las malditas notas no ha sido comprendido en ningún indulto parcial. Si hubiese sido comprendido en los indultos parciales que le afectaban, saldría en libertad dentro de dos años y ahora, por las dichas notas puestas a su ficha, tiene que estar aún doce años encarcelado. 

Elías García está actualmente recluido en el Manicomio del Penal del Puerto de Santa María, porque al fin su tenaz actitud de rebeldía contra la sumisión de su conciencia, le ha ganado el calificativo de loco. 

Por otra parte, tampoco se puede basar la comprensión del indulto en la calificación del delito ni en la misma sentencia. Todos sabemos lo apasionados que estaban los ánimos cuando las sentencias se dictaban y los escasos medios de defensa que al reo se otorgaban. Muchos fueron condenados sin más razón que la de acabar rápidamente con los crímenes sindicalistas, a pesar de que, en no pocos casos, tales crímenes no existían. Se condenaba sin pruebas. Se condenaba porque, al parecer, eran culpables o porque eran amigos de otros culpables o porque era preciso acabar con aquel estado de cosas. 

No indultar por la calificación del delito se expone a !o siguiente: en Madrid están presos y procesados, más de cuatro años ha. Urbano Cañardo, Aurelio Fernández, Ceferino Fernández, Saturnino Aransáez, M. Peláez, Joaquín Aznar, M. Hernández y M. Gómez. Se les acusa de preparar el secuestro del Rey, Primo de Rivera y Martínez Anido. Como los secuestros no están comprendidos en los indultos, los procesados en méritos de aquel más que raro atestado, se están pudriendo, unos en la cárcel de Madrid y otro en el Manicomio Provincial de Oviedo. 

Cuatro años llevan encarcelados sin que hayan sido condenados ni, legalmente, podrán serlo nunca. El pretendido secuestro, como el complot de Vera, fué preparado fuera de los medios obreros y revolucionarios. Se eligió bien a los presuntos secuestrados para redondear el ascenso y la recompenas. Ocho infelices trabajadores habían de secuestrar al Rey, a Primo de Rivera y a Martínez Anido, siempre rodeados de fuertes escoltas, de policía, cuando no de guardia civil y muchas veces de ambas fuerzas a la vez. Una burda patraña más

 No hay acto más característicamente político que el del atentado contra Dato. Sin embargo, Mateu y Nicolau no han sido comprendidos en el indulto político que acaba de otorgarse. ¿Qué diremos de su atentado? Lo único que podemos decir es que fué una consecuencia de las atrocidades que ciertas autoridades cometían y dejaban cometer en Barcelona. Por negligencia, por debilidad de carácter, por aquella debilidad que no tuvo Sánchez Guerra, fué víctima Dato. 

A Francisco Clascá, recluido hoy en el Penal de San Fernando, se le condenó por la explosión de una bomba en una trastienda de la calle Tallers. 

Por la explosión de la calle de Toledo y bomba llamada de los somatenes, que no estalló ni se cogió infraganti a los condenados ni nadie les acusó con pruebas, están en el Penal de Santoña, Juan Bautista Acher «Shum», y Juan Elías Saturnino, en el de Figueras. 

Por el atentado frustrado contra Primo de Rivera sufre condena en Cartagena Domingo Massachs. ¿Se quiere delito más político que éste? Fué una consecuencia de la Dictadura. Y Massachs no mató al Presidente porque no quiso. 

Por la muerte de dos esquiroles en una huelga habida en Zaragoza, fué condenado Ignacio Domingo, preso hoy en San Miguel de los Reyes. 

Por la muerte de un guardia de Seguridad en una refriega callejera fué condenado, sin prueba alguna, José Cárdenas, hoy recluido en San Miguel de los Reyes. 

Al ya nombrado Elías García Segura le condenaron a dos perpetuas por el tiroteo habido en su domicilio cuando la policía quiso detenerle. Aquel tiroteo SI entabló a obscuras, entre los que querían detener a Elías García. No se pudo probar que el autor de las dos muertes habidas fuese Elías García quien, por otra parte, no tuvo más interés que el de huir, luego de haberse apagado la luz. 

Enrique Guiot y Remigio Climent fueron condenados por atraco, pero sin que se presentase prueba de ninguna clase, como han dicho recientemente sus defensores en una instancia elevada al Gobierno. 

A Marcelino Silva y José Francés se les condenó también sin prueba alguna y aun con pruebas que demostraban la inocencia de Silva, por los hechos ocurridos en Pueblo Nuevo. 

Por los sucesos del cuartel del Carmen, de Zaragoza, hay aún algunos que extinguen condena... 

No acabaríamos de reseñar anomalías de trámite ni de sentencia. 

No sólo no se ha indultado a ningún delincuente social, sino que ni a los políticos, cuando los políticos han sido de carácter obrero. 

Era aquel un estado morboso que a todo el mundo contagió y del que todo el mundo quería salir, fuese como fuere. 

Y creemos necesario evitar que se recuerde aquel estado, subsanando los privilegios y los olvidos habidos y cometidos en la aplicación del indulto. 

No se puede ni se podrá señalar nunca un culpable de la espantosa tragedia por que pasó Cataluña, y, principalmente, Barcelona; y si se pudiera precisar el origen de aquel período morboso, quizá nos hallaríamos en presencia de un fenómeno de carácter políticosocial. 

La guerra, materializándolo todo; la revolución rusa, exaltando los ideales; el atolondramiento del capital, que, en ninguna medida, por cruenta que fuese, veía asegurados sus intereses; el carácter duro y tenaz de los catalanes... 

Vale más no hurgar en la sangre aquella; vale mis que sobre ella se extienda el perdón, la gracia o la justicia. Lo estimamos una medida de prudencia y de justicia.


Campaña pro amnistía 

Continuando la campaña iniciada por el Ateneo de Divulgación Social, campaña que tiene por nombre amnistía y revisión de todos los procesos políticos y sociales, ha sido nombrada una Comisión integrada por elementos de dicho Ateneo y de los Sindicatos Únicos afectos a la Confederar o n Nacional del Trabajo. 

Esta Comisión se dirige hoy por medio de la tensa a todas las organizaciones políticas y sociales, obreras y culturales, para que contribuyan y aporten moral v materialmente su esfuerzo a lo 1"e creemos noble y justa empresa. 

No queremos ni podemos aceptar el arreglo que que pretende dar a esta tan gran injusticia con un borrón y cuenta nueva. 

Al  encargarnos de esta misión creemos interpretar el sentimiento nacional del pueblo español en los momentos presentes. 

Cuantos estén conformes con esta justa y humanitaria campaña pueden dirigirse al Ateneo de divulgación Social, calle San Marcos, 3, o Apartado de Correos, 367, Comisión Pro Amnistía.—

 La Comisión. 

Madrid, 20 de mayo de 1930


Comentarios