MANUEL AZAÑA Y PODER JUDICIAL

 

Manuel  Azaña y el Poder Judicial

Diario sesiones Cortes, 23 de noviembre de 1932

páginas 9699-9700

  El presidente del CONSEJO DE MINISTROS (MANUEL AZAÑA): Señores Diputados [...] En primer lugar, yo no sé qué es el Poder Judicial (el señor Xirau : ¡Evidente!) Aquí está la Constitución. Yo no gobierno con libros de texto, ni artículos, ni con tratados filosóficos y doctrinales, gobierno con este librito y digo que se me busque en este libro Poder Judicial, que lo busquen aquí, a ver si lo encuentran (el señor Rey de Mora: No estará en la palabra, pero en el concepto sí está). No, señor Rey Mora, no es sólo una cuestión de palabras; va mucha e importantísima diferencia de decir “Poder Judicial”, a decir “administración de Justicia”, va todo un mundo en el concepto del Estado (El señor Rey Mora, pronuncia palabras que no se entienden), y yo supongo que las personas que han elaborado la Constitución sabrían lo que se hacían; yo no la elaboré, y cuando han omitido este concepto por lago será. Es preciso decir que ruedan por el vocabulario político una porción de expresiones que no corresponden a la realidad de la Constitución republicana, sino que vienen arrastradas de tiempos anteriores o de doctrinas más o menos erróneas- también las universidades se cometen errores- en las que se enseñan a las gentes cosas que no corresponden a la realidad jurídica y política viva del país; por ejemplo, yo oigo mucho hablar del Poder moderador de la República; éste es una fantasía, en la República no hay ningún poder moderador; esto viene del vocabulario del Derecho político de antaño, pero no tiene ninguna realidad en la Constitución de la República, y, sin embargo, todo el mundo habla del poder moderador de la República; todo el mundo sabe lo que quiere decir esto ( se alude a las facultades del Sr. Presidente) pero no hay Poder moderador.

Pero, en fin, sea administración de justicia o Poder judicial, lo que yo iba a decir otra cosa; es esto, que os va a escandalizar mucho más,¡ que le vamos a hacer! (Risas) Uno de los tópicos  circulantes acerca de los Tribunales de Justicia se resume en otras palabras que evocan otras: " independencia del Poder judicial", ésta es una de aquellas cosas que circulan como lo de " menos política y más administración" o el porvenir de España está en África. (Risas) ¿ Independencia del Poder judicial?  ¡ Según! Independencia del Poder judicial ¿ de qué? ( El Sr. Gil Robles: De las intromisiones del Gobierno.- Rumores) Pues yo no creo en la independencia del Poder judicial ( El Sr. Gil Robles: Pero lo dice la Constitución) Dirá lo que quiera la Constitución, lo que yo digo... ( El Sr. Gil Robles: Artículo 94 de la Constitución) Cálmese señor Gil Robles: Lo que yo, Sres. Diputados, es que  ni el Poder judicial, ni el Poder legislativo, ni el poder ejecutivo pueden ser independientes del espíritu público nacional.

    Esto es lo que yo digo, y no creo admisible que se juegue con las palabras, con los vocablos, ni con los conceptos. Y diciendo una cosa tan evidente y tan clara como que los jueces y magistrados no pueden estar pendientes de la voluntad de los Gobiernos o de los Ministros, para que les hagan fallar los pleitos en éste o en el otro sentido, que eso es cosa de la moralidad particular o pública que no tiene nada que ver con la cuestión, lo que yo digo es que no hay Poder del Estado que pueda ser independiente, ni más que independiente, hostil al espíritu público dominante en el país (Muy bien. Grandes aplausos). No ha habido jamás, ni puede haber jamás, ningún Estado que consienta que una de sus instituciones fundamentales, por las razones que sean, no esté enteramente penetrado del mismo espíritu que penetre a todo el Estado. Esto es una cosa evidente, y sino, sería el suicidio de las instituciones públicas, de éstas o de las otras (El Sr Alba: Eso lo dijo ya Primo de Rivera- Fuertes rumores y protestas) Muy bien,  pues alguna vez tenía que acertar Primo de Rivera ( El Sr. Ballester:  El origen de Primo de Rivera era faccioso y el nuestro no. -(El Sr. Ansó: Otras cosa dijo también Primo de Rivera, Sr. Alba.-Continúan las protestas y contraprotestas.-El Sr. Presidente reclama orden.) Lo que se puede ser, lo que se debe exigir a los funcionarios de todo orden, vistan toga o no es que tengan la competencia profesional necesaria y las condiciones de moralidad y de independencia económica que les pongan a salvo de cualquier maniobra administrativa, gubernativa o de orden político; esto es lo que se debe exigir. Pero no es lo mismo un funcionario con toda la competencia que se quiera, que se siente a despachar, no los asuntos privados, sino los que rozan la vida pública ( porque los funcionarios de cualquier orden que sean, no sólo dirimen cuestiones de carácter privado o pleitos civiles  entre partes que le pueden pueden tener sin cuidado al  Estado, sino otras cuestiones u otros  asuntos que se rozan con la propia gobernación del país); no es lo mismo, repito, sentarse ahitos de competencia y de tecnicismo delante de una mesa a despachar con ánimo de servir al Estado, con la orientación que el Estado, por voluntad nacional, lleva, que sentarse a despachar con el ánimo de  contrariar la voluntad del espíritu público y del Estado; no es lo mismo, y no se debe poner a nadie en ese trance de conciencia. Por eso, el Gobierno ha solicitado a las Cortes la facultad de eliminar a los funcionarios que, a su juicio, no estén en las condiciones debidas, ni más ni menos, nadie niega que las eliminaciones se han hecho en las carreras del Estado, no se han hecho -y reto a cualquiera a que lo pruebe-pensando o fundándose en actos profesionales de los mismos funcionarios que hayan desagradado al Gobierno (Gil Robles: No solo sabemos todavía; cuando vengan los expedientes) ¡Qué mas quisiera  S.S que vinieran! (Grandes rumores y protestas.- El Sr. Gil Robles: Eso es lo que no quiere el Gobierno, que se sepa la verdad. Vengan aquí, Sr. Azaña, todos los expedientes. Mientras no vengan, tenemos derecho a decir que todo es una pura arbitrariedad.- El Sr. rey Mora: España entera lo pide, no solamente los Diputado.-Grandes rumores y protestas  entre los grupos de la mayoría.) No tengo que demostrar nada, Sr. Gil Robles (El Sr. Gil Robles: Vengan aquí esos expedientes para que los examinemos.- Grandes protestas en la mayoría,   que originan contraprotestasen algunos sectores de la oposición, principlamente en la minoría agraria) [...]

    He dicho antes, Sres. Diputados que esto es-  la afirmación parece ociosa- una cuestión política, una cuestión de orden público: o se está con una política, o se está contra ella. El Gobierno, mientras tenga las facultades que tiene , las aplicará. A quien  a su juicio y notoriamente, haya infringido las leyes o haya conspirado contra la República. Todos los ciudadanos están sometidos a esto, salvo los Diputados a Cortes que tienen el amparo de la inmunidad parlamentaria [...]

He afirmado que esto es una política. Es inútil esforzarse en convencer al adversario de que la acepte. Y alo sé; pero nosotros no podemos cejar en la conducta emprendida mientras ennuesytra conciencia de republicanos y en nuestra responsabilidad de gobernantes no creamos ha llegado el día de venir a las Cortes  a devolverles las facultades qu enos han atribuido por su leyes.

    Ya sé yo que es muy penoso tomar cierta clase de determinaciones. Nadie vaya a pensar que nos gusta a nosotros tomarla. Se han hecho una relegaciones o deportaciones, no em nasamuna masa de ciento y pico de ciudadanos... (El Sr. Gil Robles: ¡Claro, no tiene importancia!- Protestas en la mayoría.- El Sr. Alvarez Angulo: Aun son pocos.- Entre las oposiciones y la mayoría se cruzan frases que no se perciben, produciéndose algún tumulto, que logra dominar el Presidente)  Se ha hecho así porque nosotros no tenemos la culpa de que esos señores, también en masa, agredieran ala República.(El Sr. Gil Robles: Eso hay que demostrarlo. ¡ Qué vengan los expedientes!- Fuertes rumores y protestas) [...]

    Si la ley de Defensa de la República se hubiera adoptado en los primeros meses de la República, muchas cosas se hubieran evitado ( Muy bien)

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