NICOLÁS REDONDO TERREROS
El Subjetivo
Nicolás Redondo Terreros
A los socialistas honestos
«Sabemos que Sánchez aguantará, pero ¿aguantarán los socialistas honestos? Sánchez no desfallecerá, pero los españoles ya no pueden aguantar más»
Si hiciera falta otra prueba para que quedara claro que este PSOE es el de Sánchez, que la okupación, con la reunión de su ejecutiva, y la del próximo Comité Federal; es plena, total y definitiva, sobraría hasta para los más incrédulos.
Ahora, Ábalos, Cerdán y Koldo son objeto de escarnio, alguien tiene que hacer de chivo expiatorio y con ellos las razones son suficientes; nada mejor que quemarlos en la plaza pública para que no se ponga la atención en otras cuestiones.
Durante estos últimos días, hemos visto como a algunos les ofendía más el olor del cadáver que el asesinato. Porque la verdadera corrupción empezó hace tiempo, pactando el Gobierno de España con un prófugo y aprobando una ley de amnistía inconstitucional e injusta. La corrupción política la vemos en el presidente del Tribunal Constitucional que certificará la legalidad de esa amnistía y evitará de esta forma todos los sinsabores judiciales al fiscal general.
Corrupción política es el control férreo de la Fiscalía, corrupción será la okupación de la magistratura y la Fiscalía, después de la cual, estos «molestos casos», que le impiden al presidente mantener sus rutinas culinarias, sin duda desaparecerán. El Tribunal Constitucional, con Pumpido a la cabeza; la fiscalía general con García Ortiz procesado; la abogacía del Estado, al servicio inmediato de personas con nombres y apellidos; los letrados del Congreso de los Diputados, que han perdido parte de su prestigio en manos de zelotes del sanchismo; la utilización de empresas públicas, y algunas privadas, como si fueran patrimonio familiar, son ejemplos de esa corrupción que está vaciando el Estado.
Amigos y amigas socialistas, nuestro PSOE se ha ahogado bajo toneladas de corrupción política. Dice Sánchez en su carta a los afilados que existe una campaña política, policial, judicial y mediática de acoso a él y a las y los afiliados socialistas que pone en peligro la democracia.
«Sabemos que Sánchez aguantará, pero, ¿aguantarán los socialistas honestos? Sánchez no desfallecerá, pero España y los españoles ya no pueden aguantar más»
Yo denuncié en su momento el acoso a afiliados y sedes del PP, y ahora, con el mismo impulso moral y más vehemencia, denuncio y rechazo las pintadas y ataques al PSOE y a sus Casas del Pueblo, pero no es de recibo que Sánchez se parapete, se oculte y se proteja detrás de los miles de cargos públicos honrados y decenas de miles de afiliados. Ellos justamente se merecen respeto por parte de los dirigentes, ellos son a quienes Sánchez debe su dimisión y la convocatoria de elecciones. Porque mantenerse en esta situación le obligará a pagar un precio inasumible, que terminará vaciando al Estado. Puigdemont le pedirá más, Junqueras le exigirá más e igualmente harán Bildu y el PNV.
La cuestión para quienes creyeron y creemos en otro PSOE es ¿qué harán? Después de lamentarse, de llorar lo perdido, o refugiarse en una nostalgia enfermiza que oscila entre la enfermedad y la justificación, ¿harán algo? Yo conozco a muchos socialistas que quieren al Partido Socialista. Sé que muchos se duelen en privado y oscilan entre expresar su crítica o callar para no dañar al PSOE. Yo creo que todos somos ciudadanos españoles antes que afiliados, y desde ese convencimiento he actuado siempre. Pero a los socialistas que no conozco les pido que actúen en defensa de su partido y a los que conozco, y me conocen, les exijo que actúen según sus palabras, según sus declaraciones. No basta con decir que le deben todo al PSOE, actúen siendo agradecidos y oponiéndose a quién les ha llevado a esta situación. O, ¿no les importa que Rufián les dé lecciones morales, Puigdemont se ponga exquisito o Arnaldo, «el Gordo», se muestre como un confesor complaciente y beatifico con los «pecados» de otros? Sabemos que Sánchez aguantará, pero, ¿aguantarán los socialistas honestos? Sánchez no desfallecerá, pero España y los españoles ya no pueden aguantar más.
Si hiciera falta otra prueba para que quedara claro que este PSOE es el de Sánchez, que la okupación, con la reunión de su ejecutiva, y la del próximo Comité Federal; es plena, total y definitiva, sobraría hasta para los más incrédulos.
Ahora, Ábalos, Cerdán y Koldo son objeto de escarnio, alguien tiene que hacer de chivo expiatorio y con ellos las razones son suficientes; nada mejor que quemarlos en la plaza pública para que no se ponga la atención en otras cuestiones.
Durante estos últimos días, hemos visto como a algunos les ofendía más el olor del cadáver que el asesinato. Porque la verdadera corrupción empezó hace tiempo, pactando el Gobierno de España con un prófugo y aprobando una ley de amnistía inconstitucional e injusta. La corrupción política la vemos en el presidente del Tribunal Constitucional que certificará la legalidad de esa amnistía y evitará de esta forma todos los sinsabores judiciales al fiscal general.
Corrupción política es el control férreo de la Fiscalía, corrupción será la okupación de la magistratura y la Fiscalía, después de la cual, estos «molestos casos», que le impiden al presidente mantener sus rutinas culinarias, sin duda desaparecerán. El Tribunal Constitucional, con Pumpido a la cabeza; la fiscalía general con García Ortiz procesado; la abogacía del Estado, al servicio inmediato de personas con nombres y apellidos; los letrados del Congreso de los Diputados, que han perdido parte de su prestigio en manos de zelotes del sanchismo; la utilización de empresas públicas, y algunas privadas, como si fueran patrimonio familiar, son ejemplos de esa corrupción que está vaciando el Estado.
Amigos y amigas socialistas, nuestro PSOE se ha ahogado bajo toneladas de corrupción política. Dice Sánchez en su carta a los afilados que existe una campaña política, policial, judicial y mediática de acoso a él y a las y los afiliados socialistas que pone en peligro la democracia.
Yo denuncié en su momento el acoso a afiliados y sedes del PP, y ahora, con el mismo impulso moral y más vehemencia, denuncio y rechazo las pintadas y ataques al PSOE y a sus Casas del Pueblo, pero no es de recibo que Sánchez se parapete, se oculte y se proteja detrás de los miles de cargos públicos honrados y decenas de miles de afiliados. Ellos justamente se merecen respeto por parte de los dirigentes, ellos son a quienes Sánchez debe su dimisión y la convocatoria de elecciones. Porque mantenerse en esta situación le obligará a pagar un precio inasumible, que terminará vaciando al Estado. Puigdemont le pedirá más, Junqueras le exigirá más e igualmente harán Bildu y el PNV.
La cuestión para quienes creyeron y creemos en otro PSOE es ¿qué harán? Después de lamentarse, de llorar lo perdido, o refugiarse en una nostalgia enfermiza que oscila entre la enfermedad y la justificación, ¿harán algo? Yo conozco a muchos socialistas que quieren al Partido Socialista. Sé que muchos se duelen en privado y oscilan entre expresar su crítica o callar para no dañar al PSOE. Yo creo que todos somos ciudadanos españoles antes que afiliados, y desde ese convencimiento he actuado siempre. Pero a los socialistas que no conozco les pido que actúen en defensa de su partido y a los que conozco, y me conocen, les exijo que actúen según sus palabras, según sus declaraciones. No basta con decir que le deben todo al PSOE, actúen siendo agradecidos y oponiéndose a quién les ha llevado a esta situación. O, ¿no les importa que Rufián les dé lecciones morales, Puigdemont se ponga exquisito o Arnaldo, «el Gordo», se muestre como un confesor complaciente y beatifico con los «pecados» de otros? Sabemos que Sánchez aguantará, pero, ¿aguantarán los socialistas honestos? Sánchez no desfallecerá, pero España y los españoles ya no pueden aguantar más.
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