JAVIER LAMBÁN : LOS MÁRTIRES DE LA DEMOCRACIA. HERALDO DE ARAGÓN, 16 DE AGOSTO DE 2025




Heraldo de Aragón, 16 de agosto de 2025

LA FIRMA


Los mártires de la democracia


    Javier Lambán remitió hace unos días este artículo a HERALDO que programó su publicación para hoy. Se convierte en su última colaboración en prensa



    Abogo por una movilización civil para conmemorar el centenario de la guerra, recuperando la concordia de 1978 y erradicando la pulsión fratricida de 1936. Llegar al aniversario con los muertos de las cunetas exhumados y enterrados con dignidad; con los 300 atentados de ETA pendientes ya resueltos y con las víctimas tratadas con la reverencia que merecen sería una buena señal. 

    No parece destinada al éxito mi idea. Desde tiempos inmemoriales, el poder se ha legitimado y ha tratado de imponer su visión del presente utilizando la historia, algunas veces respetándola y casi siempre desvirtuándola. La guerra civil y el terrorismo son bien ilustrativos al respecto. 

    En el caso de la guerra civil, yo mismo me dediqué desde los 19 años a reivindicar el legado de las víctimas y después a estudiarla junto a la República como los fenómenos trascendentales de nuestra historia que fueron. Sigo haciéndolo, pero con mucho cuidado de no reabrir heridas sino de cerrarlas. Porque la Transición, un proceso que supuso pasar de la dictadura a la democracia y que asombró al mundo, la hizo posible un prodigioso acuerdo entre los hijos de los perdedores y de los vencedores de la guerra, un gesto supremo de concordia que permitió dejar atrás una de las etapas más tenebrosas de nuestro pasado y asentar una convivencia que todos hemos disfrutado durante muchos años. Pero en las últimas dos décadas, amplios sectores de la izquierda social y política han decidido cancelar el legado de aquella Transición y construir un bibloquismo que ha quebrado la convivencia y nos ha devuelto a los tiempos convulsos anteriores a 1977. 

    No se nos escapan las graves consecuencias que se derivan de este retroceso histórico ni los fines políticos a los que sirve. No obstante, el manto del olvido que la sociedad española está extendiendo sobre las víctimas del terrorismo no me parece menos oneroso para el futuro del régimen del 78: la democracia que fundó la Constitución no se fue construyendo después contra el franquismo sino contra el terrorismo, por lo que perder esa perspectiva supone desdeñar ese heroico esfuerzo que comprometió a la mayoría de los españoles. Fue una batalla ganada por el Estado de derecho, con la eficacia de la Guardia Civil, la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas; con el gran trabajo de jueces y fiscales; con la altura de miras que casi siempre demostraron los políticos, con Pérez Rubalcaba a la cabeza; con una sociedad vasca extorsionada, obligada a emigrar; con una sociedad española presa con frecuencia del miedo pero confiada en el buen hacer del Estado; con el dolor de las familias de las personas asesinadas y, por encima de todo, con las víctimas, con quienes perdieron la vida, a las que no dudo en calificar como verdaderos mártires de la democracia. 

    Pero lamentablemente hace ya mucho que se viene relativizando el terrorismo y olvidando a las víctimas, llegando a la apoteosis de la infamia, la incorporación de Bildu a la gobernanza del Estado. Un partido que no ha renunciado al legado terrorista, pero que resulta imprescindible para sostener al actual Gobierno. Quizá en menos de un año no quede ni un preso en la cárcel. Que Otegi y Aizpurua, con evidentes responsabilidades en el ámbito de ETA, sean hoy sus caras visibles es muy doloroso. 

    Para el mundo que representa Bildu, los presos son considerados héroes y así se les trata cuando son excarcelados. Es decir, que, si los mártires de la democracia son las personas asesinadas, los mártires de Bildu son los asesinos, lo cual significa desandar un camino en el que, tras la aprobación de la Constitución, terminó de forjarse una España digna y orgullosa de sí misma. 

    Por lo demás, los españoles tenemos muchas razones para reivindicar lo que entre todos fuimos capaces de hacer y el sacrificio de los que más sufrieron, trayendo a las víctimas a la conversación pública, a todos los foros políticos, al paisaje urbano, a los medios de comunicación, al mundo audiovisual, a los libros de historia y, sobre todo, a las escuelas y los institutos. Ojalá proliferen ejemplos como el del documental ‘Dos vidas. Atentado en Sallent’, dirigido por Silvia Ladrero y producido por Nacho Navarro. Hace referencia al asesinato de los guardias civiles Irene Fernández y José Ángel de Jesús y Aragón TV lo emitirá el 20 de agosto, cuando se cumple el 25.o aniversario. 

    Aragón es una tierra que sufrió como pocas las dentelladas del terrorismo, con episodios tan trágicos como los atentados de la Casa Cuartel, San Juan de los Panetes, Manuel Giménez Abad o éste de Sallent. Por eso, además de su excelente factura técnica, el documental resulta destacable por su oportunidad y porque sea nuestra Comunidad la cuna del mismo. 

    En fin, que cada vez me convenzo más de que nuestra democracia está hecha de una sustancia moral, uno de cuyos componentes más definitorios es la lucha contra el terrorismo y la victoria final de los demócratas. En aras de recuperar nuestra autoestima como país, se impone reivindicar con determinación esa herencia impagable.


Javier Lambán Montañés fue presidente del Gobierno de Aragón entre 2015 y 2023


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