CARTILLAS DE LECTURA Y ARITMÉTICA DE LA SEGUNDA REPÚBLICA DURANTE LA GUERRA CIVIL.

Diario Ahora, 22 de enero de 1937

EL MINISTRO DE INSTRUCCION PUBLICA PREPARA

LA CARTILLA ANTIFASCISTA

En ella aprenderán las primeras letras los combatientes analfabetos


VALENCIA, 21.—El ministro de Instrucción Pública, hablando hoy con los informadores, hizo referencia al decreto de las Milicias Culturales, diciendo que tiene en preparación la cartilla antifascista por la que se iniciarán en las primeras letras los combatientes analfabetos, más un libro de lecturas breves. Ha anunciado también que dotará de moderno material pedagógico a aquellos centros donde se presten estas enseñanzas

Cartillas

ENLACE

En sus inicios, las cartillas eran pequeños cuadernos impresos con las formas más elementales de los primeros niveles de la enseñanza de las letras del alfabeto. Poco a poco, fueron ganando un segundo significado, considerándose como tratados breves sobre algunos oficios y artes. Sin excluir a otros formatos para el aprendizaje, las cartillas, junto con los catones, se convirtieron en la España moderna en los libros más utilizados de aprendizaje de la lectura.  Además, su formato simple, de sencilla impresión y distribución, implicaba su fácil adquisición y distribución entre el alumnado. En ocasiones, también se han definido como “cartillas” aquellas libretas que mostraban los resultados del aprendizaje del alumnado, en forma de calificaciones, como veremos en el último ejemplo.

Primera cartilla.  Extraída de: Viñao Frago, Antonio, “Aprender a leer en el Antiguo Régimen: cartillas silabarios y cantones”, en Escolano Benito, Agustín, Historia ilustrada del libro escolar en España I. Del Antiguo Régimen a la Segunda República, (1997-1998), Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1997, pp.150-151.

Se trata de la portada y dos páginas de la cartilla impresa por Mathias Mares en Pamplona, en 1603, denominada Cartilla y doctrina christiana, para enseñar a los niños. Aparecen las letras del abecedario, vocales y consonantes, en dos tamaños, junto a su agrupación en sílabas.

Segunda cartilla.  Se incluye la cartilla de los maestros Jesús y Antonio Álvarez Pérez, denominada Mi cartilla, impresa por la editorial Miñón en Valladolid, en 1961, para el aprendizaje de la lectura de las letras, sílabas y palabras. Esta segunda parte de la cartilla en imágenes supone un nivel avanzado en este aprendizaje, y en ella aparecen palabras y frases completas. Se edita impresa en color, con imágenes que ayudan a la comprensión del significado de las palabras o conjunto de sílabas.

Tercera cartilla Extraída de: Puelles Benítez, Manuel, “La política de libro escolar en España (1813-1939)”, en Escolano Benito, Agustín, Historia ilustrada del libro escolar en España I. Del Antiguo Régimen a la Segunda República, (1997-1998), Madrid,  Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1997, pp.64-65.

Durante la II República española, las cartillas escolares se convirtieron en un elemento de adoctrinamiento, y este es el caso de la Cartilla Escolar Antifascista y la Cartilla Aritmética Antifascista, de Mauricio Amster, publicada en 1937 por el Ministerio de Instrucción Pública. De este modo, se pasó de una situación en la II República española donde se había empezado aceptando el criterio de la libertad, aunque limitada, de los libros escolares, a otra característica del periodo bélico civil, en que el adoctrinamiento ideológico se convirtió en la única política posible. Esta situación cobró especial relevancia en el campo de la enseñanza y de los libros y materiales escolares.  

Cuarta cartilla.  Cartilla de escolaridad donde se muestran progresivamente los resultados de las evaluaciones que recibe una alumna (en este caso), desde su escolarización en el grado elemental, en 1956, hasta la finalización seis años más tarde de la educación primaria.

Recibe el visto bueno de las distintas profesoras que curso a curso va teniendo, del padre de la alumna, del inspector de enseñanza primaria, así como informaciones detalladas de los resultados recibidos en cada una de las materias, la media de los resultados por cursos, una gráfica de su progresión en las evaluaciones recibidas a lo largo de los cursos y, por defecto, de los fines de la educación primaria y de los deberes familiares para con las criaturas (Colección privada V. R.).




Cubierta original del volumen facticio de la Cartilla escolar antifascista (abril de 1937), que contenía en su interior la Cartilla escolar antifascista, la Cartilla aritmética antifascista el Cuaderno de ejercicios



                                                Cubierta bitono de la segunda edición 

Con el estallido de la guerra en 1936 los avances conseguidos hasta entonces por la República en materia de educación popular se detienen. Pese a todo, en octubre de 1937, el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes pone en marcha la primera campaña estatal de alfabetización. Dependientes de este órgano arrancan su labor las Milicias de la Cultura, responsables de la distribución en el frente de todo tipo de material de lectura: libros, mapas y una peculiar publicación, una pieza fundamental del arte y propaganda de la época, la Cartilla escolar antifascista, cuya misión no es sólo la de alfabetizar, sino también inculcar el ideario y las consignas políticas de la República en su lucha contra el fascismo

La cubierta original de la primera edición era una cartulina offset con tipografía impresa en rojo desprovista de ilustración alguna. 





La primera edición de la Cartilla (abril de 1937) tuvo un tiraje de 25 000 ejemplares y seis meses después apareció una segunda —con nuevas aportaciones gráficas y revisión de contenidos— de la que se imprimieron 100 000. En total, podríamos hablar de cerca de 150 000 ejemplares de la Cartilla, que, junto a una extensa colección de mapas, 20 000 cuadernos de ejercicios y alrededor de 4 000 metros de tela encerada para la confección de pizarras, fueron repartidos en el frente con el único propósito de democratizar la educación y hacerla accesible a todos por derecho.

La campaña de alfabetización y su icónica cartilla, hicieron posible que un millón de soldados del bando republicano aprendiesen a leer, escribir y contar durante los años que duró la contienda. Hoy día la Cartilla escolar antifascista continúa siendo posible que un millón de soldados del bando republicano aprendiesen a leer, escribir y contar durante los años que duró la contienda. Hoy día la Cartilla escolar antifascista continúa siendo un acicate para la lucha contra el fascismo y una representativa muestra de las múltiples aportaciones, anhelos y logros de la República. 








 

















































































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