DE LA HEROÍNA ANTIFASCISTA A “LA HEMBRA QUE NO REFLEXIONA”: LAS MUJERES EN LOS ESCRITOS DE LA GUERRA DE ESPAÑA DE MARGARITA NELKEN
DE LA HEROÍNA ANTIFASCISTA A “LA HEMBRA QUE NO REFLEXIONA”: LAS MUJERES EN LOS ESCRITOS DE LA GUERRA DE ESPAÑA DE MARGARITA NELKEN.
Allison Taillot
Université de Paris Ouest, France. E-mail: allison.taillot@wanadoo.fr
Recibido: 14 Octubre 2010 / Revisado: 12 Noviembre 2010 / Aceptado: 17 Noviembre 2010/ Publicación Online: 15 Febrero 2011
Resumen: Durante la guerra de España (1936- 1939), se produjo una masiva movilización de las mujeres republicanas en la lucha antifascista. Este fenómeno implicó la generación de un nuevo discurso sobre la mujer y su papel social. En este trabajo, se trata de estudiar las aportaciones de la incansable activista antifascista Margarita Nelken a este nuevo discurso analizando más en particular las crónicas casi cotidianas que publicó en Claridad y Mundo Obrero en 1936 y 1937 y en las cuales hizo de la cuestión de las mujeres en la guerra uno de sus temas predilectos.
Palabras clave: Margarita Nelken, guerra civil, movilización femenina, antifascismo, género.
Biografía de Margarita Nelken. Academia de la Historia
La guerra de España de 1936 – 1939 ha dado lugar a una historiografía de género rica y unánime en reconocer la importancia del conflicto como catalizador de la movilización femenina en la zona republicana (1) . Al producirse la sublevación militar del 18 de julio, las mujeres irrumpieron en la escena pública, rompiendo con su tradicional aislamiento de la vida política y se empeñaron conjunta y espontáneamente en el esfuerzo colectivo de combatir el fascismo. Además, como lo señala María Jesús Dueñas Cepeda, “la opción de luchar por la República […] significó para muchas mujeres la defensa de un estatus político recién conquistado y una ocasión para redefinir su propia identidad”(2) . La propuesta que se presenta bajo el título de “ De la heroína antifascista a la ‘hembra que no reflexiona’: las mujeres en los escritos de la guerra de España de Margarita Nelken” pretende dar a conocer y analizar en su contexto las aportaciones de Margarita Nelken (1894-1968) al reajuste que se produjo durante la guerra de España en “las posiciones frente a la mujer y la configuración de su papel social” (3) . Esta “moderna”(4) destacada en la vida pública, cultural y política española de los años veinte y treinta, cuyo compromiso con la causa femenina ya era público y notorio (5) , no tardó en efecto en hacer de la cuestión de la mujer en la guerra uno de sus temas recurrentes y de la comunidad femenina española uno de los destinatarios prioritarios de sus numerosísimas crónicas periodísticas de los años 1936 y 1937.
En aquella época, gozó de una tribuna privilegiada (6) para la divulgación de sus ideas al respecto a través de dos diarios emblemáticos de su evolución política e ideológica: Claridad (7) – en el que se publicaron 33 entregas suyas entre el 15 de agosto y el 11 de diciembre de 1936 – y Mundo Obrero (8) – en el que publicó 38 crónicas entre el 9 de enero y el 14 de noviembre de 1937. El análisis de las más emblemáticas de sus crónicas nos permitirá observar en qué medida contribuyó Margarita Nelken en la generación de un discurso renovado y renovador acerca del papel social y político de las mujeres españolas, a la par que mostrar cómo se singularizó de las demás rojas comprometidas con la causa antifascista.
1. DE LA HEROÍNA ANTIFASCISTA…
“Nuestras compañeras de Barcelona” (9) . “Para una compañera” (10). “Respuesta a una camarada”(11). Salta a la vista en los títulos de sus crónicas la voluntad de Margarita Nelken de hacer de éstas un vector de diálogo y de unión entre las mujeres del bando republicano
Colectivo social y politizado, cuyo potencial se había visto hasta entonces infrautilizado por los partidos políticos y las organizaciones obreras, las mujeres tenían que ser atraídas a la lucha y federadas en torno a la temática común del antifascismo. Evidenciando la función movilizadora de sus escritos, la autora instaba a sus lectoras a la acción o, más precisamente aún, a “cumplir con [su] deber” (12). Cabe subrayar que, de manera sistemática, rechazaba la visión de una mujer como víctima indefensa e inocente (13) para resaltar mejor el deseo de sus compatriotas de tomar parte activa en el conflicto, de ser útil y de “demostrar [su] solidaridad con los que luchan”(14). Estas palabras, sacadas de “Respuesta a una camarada” que se publicó en Claridad el 12 de septiembre de 1936, dejan bien claro el carácter voluntario de la intervención femenina en la guerra y abogan por lo tanto por una integración urgente y necesaria de todas las republicanas a la lucha llevada a cabo… en la retaguardia. Es interesante subrayar en efecto la casi ausencia, en las crónicas de esta intelectual supuestamente transgresora y como tal peligrosa (15), de cualquier alusión a la figura mítica y emblemática de la guerra de España, la miliciana. Esta imagen militarista y rupturista de la mujer había surgido con el impulso revolucionario de los primeros tiempos de la guerra antes de verse sustituida por otra, más tradicional y clásica: la de la madre combatiente. En sus crónicas de 1936 y 1937, Margarita Nelken se centra precisamente en ella y refleja, por lo tanto, la contribución básica de las republicanas a la lucha. En términos de Ana Aguado, ésta se realizó en la retaguardia, donde sus funciones y actuaciones sociales fueron fundamentales para mantener el funcionamiento del país a lo largo de la guerra, no sólo en las fábricas o en la agricultura, sino también desde el trabajo voluntario en tareas de auxilio, asistenciales, educativas, sanitarias, en hospitales, comedores, lavanderías […] (16) Esta incorporación a la producción y a las actividades extradomésticas, este acceso de las mujeres a nuevos espacios sociales y políticos, respondía según Margarita Nelken a las necesidades de la guerra. Se trataba ante todo de “actuar acorde con el imperativo de las circunstancias” (17), lo que, para las mujeres, significaba actúar como mano de obra sustituta para mantener el funcionamiento del país y realizar todo tipo de trabajos auxiliares y asistenciales, “detrás de los mostradores”(18) de las mercancías o confiterías, en las guarderías infantiles o en las fábricas de municiones. Por secundario y complementario que pareciera, cada uno de estos puestos se integraba en la “defensa general” y constituía el “granito de arena [o] átomo indispensable de la piedra angular”(19) . En este sentido, es de notar la total coincidencia entre el discurso de la autora y la consigna movilizadora gubernamental, “Los hombres al frente de batalla, las mujeres a la retaguardia”. En sus crónicas emblemáticas de una tendencia unitaria dominante entre las personalidades femeninas más destacadas de la guerra (20) Margarita Nelken siempre pone por delante de las reivindicaciones femeninas la lucha antifascista. Hace hincapié en la eficacia, la abnegación y sobre todo, la serenidad de todas las republicanas ocupadas en tareas llamadas femeninas como “las mocitas, coquetonamente peinadas y arregladas”(21) de Toledo o las “camarada[s] Mercé [y] Herminia” de la Comisión Femenina de Barcelona (22). En repetidas ocasiones, alaba este comportamiento y pone de relieve su dignidad y su nobleza, explicándoles por ejemplo a sus lectoras en septiembre de 1936 que [t]anto como de compañeras que les ayuden en la línea de fuego, necesitan nuestros luchadores de compañeras gracias a las cuales no pasen frío, ni hambre, ni tengan que sumar, al esfuerzo que realizan al luchar, la preocupación de los hijos dejados atrás (23). Polarización política y consideraciones comunitarias quedan difuminadas en un esfuerzo de conciliación y de incorporación de todas a la resistencia colectiva al fascismo. A través de las crónicas de Margarita Nelken se va entonces configurando la visión de una comunidad unitaria, interpartidista y solidaria, de un verdadero, capacitado y necesario frente femenino antifascista.
2. A LA ‘HEMBRA QUE NO REFLEXIONA’
A la imagen de la heroína de la retaguardia que, como elemento de pleno derecho de un pueblo (24) entrado en armas, no podía sustraerse a los imperativos de la guerra, se suma muy a menudo otra: la de la madre. Es importante recordar que durante el conflicto el discurso de la maternidad y de la domesticidad siguió vigente, concretándose en una serie de llamamientos y actividades dirigidas a las mujeres “como seres motivados para luchar por la causa antifascista sobre la base de su identidad como madres y esposas”(25). En las crónicas de Margarita Nelken, estas dos representaciones dominantes se complementan y fecundan hasta permitirle a la autora hacer de la participación de las mujeres en la lucha un deber absoluto, humana y éticamente hablando. Ya no se trataba para las republicanas de luchar por sus derechos sino de cumplir con sus numerosos y diversos deberes entre los cuales figuraba el amparo y la protección de la comunidad infantil republicana: ¿Con qué derecho, vamos a ver, con qué derecho disponéis de la suerte, del riesgo y de la vida de vuestros pequeños, vosotras que sois de ellos, y que, al echarlos al mundo, contrajisteis el sagrado deber de ser siempre, ante todo y por encima de todo, su amparo, su resguardo, su seguridad? (26) Legitimada por su múltiple condición de mujer, madre, diputada y activista antifascista (27), Margarita Nelken no vacila en mostrarse exigente, severa y hasta cruda con sus lectoras. Esta vehemencia se ve particularmente clara en la serie de artículos que publicó en enero de 1937 en Mundo Obrero y que podemos presentar con Ángela Ela Bordonada como su contribución a la campaña oficial “Salvar a los niños” (28). En ellas, se dirige con lúcidez y en exclusividad a las madres madrileñas que, pese a las consignas y a las exhortaciones, todavía se negaban a separarse de sus hijos y a abandonar la capital asediada y bombardeada a diario por las tropas del general Franco. Sin restarle valor a una decisión motivada, según ella, por un “orgullo de compañera y de madre ejemplar”(29), intenta primero convencer a sus lectoras aludiendo a las víctimas inocentes e indefensas de las bombas enemigas. Por eso, hace de sus visitas a los hospitales y de sus encuentros con algún “niño herido […] o cuerpecito palpitante de dolor”(30) la materia prima de sus escritos. La insistencia con la que trata el tema refleja en este sentido las dificultades con las que se enfrentó entonces para convencer a sus lectoras a la par que confirma el interés de Margarita Nelken por la cuestión de la infancia en la guerra. Apasionado, su discurso se hace cada vez más agresivo para con sus contemporáneas a las que tacha de “hembra[s] que no reflexiona[n]”(31) y a las que reprocha “un complejo absurdo de vanidad inconsciente de hembra que no sabe ni amparar ni proteger” (32). Esta reacción es, según ella, el fruto de la ignorancia y de la sumisión de las mujeres madrileñas al determinismo más peligroso, una falta a su deber de madres. Se impone en efecto en las crónicas de enero de 1937 la visión de una maternidad trascendida por las circunstancias bélicas y la fe en el triunfo final sobre el fascismo. Margarita Nelken invita a las madrileñas a cumplir con su “sagrado deber” (33) maternal en beneficio de las nuevas generaciones, en beneficio de si mismas y sobre todo en beneficio de la causa antifascista. En este sentido, es de notar la ambigüedad de la posición adoptada por la autora y la complejidad de la estrategia que va desarrollando en sus crónicas, entre acercamiento y toma de distancia, entre identificación y mirada crítica. Si su extrema virulencia puede explicarse por la urgencia de la situación, resulta más aún emblemática de lo que Carmen Alcalde presenta en La mujer en la guerra civil española como un “desdoblamiento de la personalidad”(34) propio de todas las líderes antifascistas. Paternalista y compasivo cuando evoca los sufrimientos y las fatigas de la guerra, su tono se hace en cambio exigente e incisivo al atacar la voluntad explícita de muchas de quedarse en Madrid, junto a sus compañeros en armas. Viviendo la dura experiencia de la guerra desde puestos de responsabilidad, Margarita Nelken se olvida de su condición de mujer y hace de sus crónicas a las mujeres republicanas un instrumento más de la lucha antifascista.
A MODO DE CONCLUSIÓN
Figura pública y destacada activista antifascista, Margarita Nelken hizó de sus crónicas casi cotidanas de la guerra de España un espacio de reflexión y de diálogo con las mujeres republicanas. Entre colaboración y distanciamiento, su discurso reflejaba por una parte las cambios acarreados por la contienda en la vida cotidiana y en las posiciones frente a comunidad femenina. Por otra parte, ponía de realce la singularidad de la autora en un conflicto que, de manera paradójica, iba a transformar su visión negativa de la comunidad femenina republicana. Sólo cuatro años después de la derrota republicana y desde su exilio mexicano, publicó en efecto en la revista Estampa un artículo titulado “También allá en España” en el que rendía un vibrante homenaje a las republicanas, precisando que “ […] a ellas no fue menester reclutarlas, ni siquiera llamarlas, sino contenerlas en su afán de colaboración”(35)
NOTAS
(1) Véase Nash, Mary, Rojas. Las mujeres republicanas en la guerra civil, Madrid, Taurus, 1999; AAlcalde,Carmen, La mujer en la guerra civil española, Madrid, Editorial Cambio 16, 1976; Mangini González Shirley, Recuerdos de la resistencia. La voz de las mujeres de la Guerra Civl española, Barcelona, Ediciones Península, 1997; Aguado, Ana Ma y Ramos, María Dolores, La modernización de España (1917-1939). Cultura y vida cotidiana, Madrid, Síntesis, 2002; Morant, Isabel (dir), Historia de las mujeres en España y América Latina. Vol. IV: Del siglo XX a los umbrales del XXI, Madrid, Ed. Cátedra, 2008 ; Belmonte, Florence (coord), Femmes et démocratie : les Espagnoles dans l’espace public (1868-1978), Paris, Ellipses, 2007 y Barrachina, Marie-Aline, Bussy Genevois, Danièle y Yusta, Mercedes, Femmes et démocratie. Les Espagnoles dans l’espace public (1868-1978), Nantes, Editions du Temps, 2007.
(2) Dueñas Cepeda, María Jesús, Femmes et démocratie: les Espagnoles dans l’espace public (1868-1978), Paris, Ellipses, 2007, 106.
(3) Nash, Mary, «Republicanas en la Guerra Civil : el compromiso antifascista» en Historia de las mujeres en España y América Latina. Vol IV ‘Del Siglo XX a los umbrales del XXI’, Madrid, Ediciones Cátedra, 2008, 125
(4)Mangini González, Shirley, Las modernas, op.cit, 204.
(5) En 1919 había publicado un ensayo titulado La condición social de la mujer en España en el que resaltaba la importancia de la educación para las mujeres, denunciaba su penosa condición social y luchaba a favor de los derechos sociales de las mujeres trabajadoras. Uniendo la lucha por los derechos de las mujeres a la lucha social, dejaba en un segundo plano la cuestión del sufragio y otras reivindicaciones específicamente femeninas. A raíz de su militancia en el Partido Socialista a partir de 1931, sus planteamientos se hicieron más políticos pero siguió convencida de que el voto femenino no podría favorecer la lucha de la clase trabajadora.
(6) Cabe recordar que ya había tenido un verdadero protagonismo en determinados órganos de prensa en los primeros años de la II República con una crónica diaria titulada ‘Desde la Tribuna’ en El Socialista en 1931.
(7) Semanario socialista de crítica e información. Portavoz de la UGT entre 1935 y 1939.
(8) Órgano central del Partido Comunista.
(9) Mundo Obrero, 13/05/1937, pág, 4
(10) Mundo Obrero, 12/01/1937, pag 2 y 15/01/1937, pág 1.
(11) Claridad, 12/09/1936, 4-5.
(12) Mundo Obrero, 5/05/1937, pág 3.
(13) Véase “¡Ni perdón, ni olvido!”, Mundo Obrero, 9/01/1937, 4.
(14)“Respuesta a una camarada”, Claridad, 12/09/1936, 4-5
(15) Véase sobre la vida y la figura de Margarita Nelken Mangini González, Shirley, Las modernas, op. cit, o Preston, Paul, Palomas de guerra, Barcelona, Mondadori, 2001.
(16) Aguado, Ana, “Una cultura en guerra más allá de la cotidianeidad (1936-1939)”, en La modernización, op. cit, 267.
(17) “¡Cada uno en su puesto! ¡O sea en el puesto en que más útil ha de ser!”, Claridad, 3/10/1936, 3.
(18) Ibid, 3.
(19)“Respuesta a una camarada”, Claridad, 12/09/1936, 4-5.
(20) Es interesante subrayar que Margarita Nelken fue muy activa en la Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA), una de las dos principales organizaciones femeninas durante la guerra de España. Creada en 1933 bajo los auspicios del Partido Comunista de España, la “AMA se erigió como única organización unitaria representativa de las mujeres antifascistas españolas de cualquier afilicación política”. Véase Nash, Mary, “Republicanas en la Guerra Civil”, en Historia de las mujeres, op. cit, 129.
(21) “La revancha de los Comuneros”, Claridad, 19/08/1936, 4-5.
(22)“Nuestras compañeras de Barcelona”, Mundo Obrero, 13/05/1937, pág 4.
(23) “Respuesta a una camarada”, Claridad, 12/09/1936, 4-5.
(24) Desde la proclamación de la II República el 14 de abril de 1931, el “pueblo” era entendido como sujeto colectivo, político, politizado y deseoso de intervenir en la vida nacional.
(25) Nash, Mary, “Republicanas en la Guerra Civil: el compromiso antifascista”, en Historia de las mujeres, op. cit, 132.
(26) “Para una compañera”, Mundo Obrero, 12/01/1937, pág 2.
(27) Margarita Nelken era madre de dos hijos (Magda y Santiago). Había sido diputada socialista por Badajoz en las tres legislaturas de la II República y fue una activista antifascista destacada e incansable a lo largo de la guerra.
(28) Véase sobre esta campaña por la que, para apartarlos de los horrores de la guerra, cientos de niños fueron separados de sus familias y conducidos a distintos países extranjeros Bordonada, Ángela Ela, “Introducciónn”, en Nelken, Margarita, La trampa del arenal, Madrid, Castalia, 2000, 24.
(29) “Para una compañera”, Mundo Obrero, 12/01/1937, pág 2.
(30)Ibid, 2.
(31) “Para una compañera”, Mundo Obrero, 12/01/1937, pág 2.
(32) Ibid, pág 2.
(34) Alcalde, Carmen, La mujer en la guerra civil, op. cit, 135.
(35) Nelken, Margarita, “También allá en España”, Estampa, 11/05/1943. Cit en Domínguez Prats, Pilar, “Una visión del feminismo desde el exilio. Margarita Nelken” en Alted, Alicia & Llusia, Manuel, (dir), La cultural del exilio republicano español de 1939. Volumen I, Madrid, Universidad Nacional de Educación a distancia, 2003, 163.
Quien quiera hacer la semblanza de un personaje que no se encuentra ya entre los vivos —y por tanto nada puede aportar ni a su favor ni en contra— deberá investigar las opiniones de aquéllos que le ensalzan, y de sus detractores; asimismo es conveniente tener en cuenta el axioma latino res ipsa loquitur: los hechos hablan por sí mismos; porque serán estos hechos los que decidan si valió la pena su paso por este mundo.
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