CIERRE DE LA ACADEMIA . 14 DE JUNIO DE 1931. FRANCO A LOS CADETES DE LA ACADEMIA MILITAR DE ZARAGOZA: " LA FALTA DE BANDERA OFICIAL LIMITA NUESTRA FIESTA..."
DISCURSO DE FRANCO A LOS CADETES DE LA ACADEMIA MILITAR DE ZARAGOZA..
"LA FALTA DE BANDERA OFICIAL LIMITA NUESTRA FIESTA A ESTOS SENTIDOS MOMENTOS EN QUE, AL HACEROS OBJETO DE NUESTRA DESPEDIDA, RECIBÁIS EN LECCIÓN DE MORAL MILITAR MIS ÚLTIMOS CONSEJOS"
El 14 de julio de 1931, con motivo del cierre de la Academia.
Caballeros cadetes: Quisiera celebrar este acto de despedida con la solemnidad de los años anteriores, en que, a los acordes del Himno Nacional, sacásemos por última vez nuestra bandera y, como ayer, besarais sus ricos tafetanes, recorriendo vuestros cuerpos el escalofrío de la emoción y nublándose vuestros ojos al conjuro de las glorias por ella encarnadas; pero la falta de bandera oficial limita nuestra fiesta a estos sentidos momentos en que, al haceros objeto de nuestra despedida, recibáis en lección de moral militar mis últimos consejos.
Tres años lleva de vida la Academia General Militar, y su esplendoroso sol se acerca ya al ocaso. Años que vivimos a vuestro lado educándoos e instruyéndoos y pretendiendo forjar para España el más competente y virtuoso plantel de oficiales que nación alguna lograra poseer.
Intimas satisfacciones recogimos en nuestro espinoso camino cuando los más capacitados técnicos extranjeros prodigaron calurosos elogios a nuestra obra, estudiando y aplaudiendo nuestros sistemas y señalándolos como modelo entre las instituciones modernas de la enseñanza militar. Satisfacciones íntimas que a España ofrecemos, orgullosos de nuestra obra y convencidos de sus más óptimos frutos.
Estudiamos nuestro Ejército, sus vicios y sus virtudes, y corrigiendo aquellos, hemos de acrecentado éstas al compás que marcábamos una verdadera evolución en procedimientos y sistemas. Así vimos sucumbir los libros de texto, rígidos y arcaicos, ante el empuje de un profesorado moderno, consciente de su misión y reñido con tan bastardos intereses.
Las novatadas, antiguo vicio de Academias y cuarteles, se desconocieron ante vuestra comprensión y noble hidalguía.
Las enfermedades venéreas, que un día aprisionaron, rebajándolas, a nuestras juventudes, no hicieron su aparición en este cuerpo, por la acción vigilante y adecuada profilaxis.
La instrucción física y los diarios ejercicios en el campo os prepararon militarmente, dando a vuestros cuerpos aspecto de atletas y desterrando de los cuadros militares al oficial sietemesino y enteco. Los exámenes de ingreso, automáticos y anónimos, antes campo abonado de intrigas e influencias, no fueron bastardeados por la recomendación y el favor, y hoy podéis enorgulleceros de vuestro progreso, sin que os sonrojen los viejos y caducos procedimientos anteriores.
Revolución profunda en la enseñanza militar, que había de llevar como forzado corolario la intriga y la pasión de quienes encontraban granjería en el mantenimiento de tan perniciosos sistemas.
Nuestro Decálogo del Cadete recogió de nuestras sabias Ordenanzas lo más puro y florido, para ofrecéroslo como credo indispensable que prendiese vuestra vida, y en estos tiempos en que la caballerosidad y la hidalguía sufren constantes eclipses, hemos procurado afianzar nuestra fe de caballeros manteniendo entre vosotros una elevada espiritualidad.
Por ello, en estos momentos, cuando las reformas y nuevas orientaciones militares cierran las puertas de este centro, hemos de elevarnos y sobreponernos, acallando el interno dolor por la desaparición de nuestra obra, pensando con altruismo: se deshace la máquina, pero la obra queda; nuestra obra sois vosotros, los 720 oficiales que mañana vais a estar en contacto con el soldado, los que los vais a cuidar y a dirigir, los que, constituyendo un gran núcleo del Ejército profesional, habéis de ser, sin duda, paladines de la lealtad, la caballerosidad, la disciplina, el cumplimiento del deber y el espíritu de sacrificio por la Patria, cualidades todas inherentes al verdadero soldado, entre las que destaca como puesto principal la disciplina, esa excelsa virtud indispensable a la vida de los ejércitos y que estáis obligados a cuidar como la más preciada de vuestras prendas.
¡Disciplina!..., nunca buen definida y comprendida. ¡Disciplina!..., que no encierra mérito cuando la condición del mando nos es grata y llevadera. ¡Disciplina!..., que reviste su verdadero valor cuando el pensamiento aconseja lo contrario de lo que se nos manda, cuando el corazón pugna por levantarse en íntima rebeldía, o cuando la arbitrariedad o el error van unidos a la acción del mando. Esta es la disciplina que os inculcamos, esta es la disciplina que practicamos. Este es el ejemplo que os ofrecemos.
Elevar siempre los pensamientos hacia la Patria y a ella sacrificarle todo, que si cabe opción y libre albedrío al sencillo ciudadano, no la tienen quienes reciben el sagrado depósito de las armas de la nación, y a su servicio han de sacrificar todos sus actos.
Yo deseo que este compañerismo nacido en estos primeros tiempos de la vida militar, pasados juntos, perdure al correr de los años, y que nuestro amor a las armas de adopción tenga siempre por norte el bien de la Patria y la consideración y el mutuo afecto entre los compañeros del Ejército. Que si en la guerra habéis de necesitaros, es indispensable que en la paz hayáis aprendido a comprenderos y estimaros. Compañerismo que lleva en sí el socorro al camarada en desgracia, la alegría por su progreso, el aplauso al que destaca y la energía también con el descarriado o el perdido, pues vuestros generosos sentimientos han de tener como valladar el alto concepto del honor, y de este modo evitaréis que los que un día y otro delinquieron abusando de la benevolencia, que es complicidad de sus compañeros, mañana, encumbrados por un azar, puedan ser en el Ejército ejemplo pernicioso de inmoralidad e injusticia.
Concepto del honor que no es exclusivo de un Regimiento, Arma o Cuerpo; que es patrimonio del Ejército y se sujeta a las reglas tradicionales de la caballerosidad y la hidalguía, pecando gravemente quien crea velar por el buen nombre de su Cuerpo arrojando a otro lo que en el suyo no sirvió.
Achaque este que, por lo frecuente, no debo silenciar, ya que no nos queda el mañana para aconsejaros.
No puedo deciros, como antes, que aquí dejáis vuestro solar, pues hoy desaparece; pero sí puedo aseguraros que, repartidos por España, lo lleváis en vuestros corazones, y que en vuestra acción futura ponemos nuestras esperanzas e ilusiones; que cuando al correr de los años blanqueen vuestras sienes y vuestra competencia profesional os haga maestros, habréis de apreciar lo grande y elevado de nuestra situación: entonces, vuestro recuerdo y sereno juicio ha de ser nuestra más preciada recompensa.
Sintamos hoy al despediros la satisfacción del deber cumplido y unamos nuestros sentimientos y anhelos por la grandeza de la Patria gritando juntos: “¡Viva España!”.
Franco hizo un discurso de despedida en el que ensalzaba el concepto de disciplina mientras confesaba su tristeza por una decisión que consideraba, a todas luces, equivocada. Azaña se escandalizó con el contenido del discurso y escribió en su diario el 16 de julio de 1931: “Alocución del general Franco a los cadetes de la Academia General Militar, con motivo de la conclusión del curso. Completamente desafecto al Gobierno, reticentes ataques al mando; caso de destitución inmediata, si no cesare hoy en el mando”.
El general fue destinado a mandar una brigada en Galicia, destino en el que permaneció hasta la revisión de ascensos por méritos de guerra otorgados durante la dictadura de Primo de Rivera, realizada por el Ministerio de la Guerra en febrero de 1932. Este hecho afectó directamente su situación en el escalafón. Franco pasó de ser el número uno de los generales de brigada a ser el 24 antes de llegar a general de división, el máximo empleo militar en ese momento. Azaña, al enterarse del enojo del joven general por la controvertida revisión, decidió “enviarlo a mandar Baleares, donde estaría más alejado de tentaciones”.
El general fue destinado a mandar una brigada en Galicia, destino en el que permaneció hasta la revisión de ascensos por méritos de guerra otorgados durante la dictadura de Primo de Rivera, realizada por el Ministerio de la Guerra en febrero de 1932. Este hecho afectó directamente su situación en el escalafón. Franco pasó de ser el número uno de los generales de brigada a ser el 24 antes de llegar a general de división, el máximo empleo militar en ese momento. Azaña, al enterarse del enojo del joven general por la controvertida revisión, decidió “enviarlo a mandar Baleares, donde estaría más alejado de tentaciones”.
Franco no salió indemne del incidente: permaneció siete meses sin un destino asignado ( enlace)
"Fue firmada por el Sr. Azaña Esta reprensión el día 22 de julio y anotada en la Hoja de Servicios del general en los siguientes términos: " Por orden manuscrita de 22 de julio, dirigida al General de la 5º División para conocimiento del General para el que se contrae esta hoja de servicios, el desagrado producido por la alocución pronunciada el día 14 del mismo mes con motivo de la despedida de los cadetes, en cuya alocución se formularon juicios y consideraciones que, aunque en forma encubierta y al amparo de motivos sentimentales, envuelven una censura para determinadas medidas del Gobierno y revela poco respeto a la disciplina y que en lo sucesivo se abstenga de manifestaciones semejantes y atempere su conducta a las elementales exigencias de la disciplina, de que ha hecho caso omiso en la repetida alocución; debiendo hacerse constar esta orden ministerial en la documentación personal del interesado para que surta los debidos y oportunos efectos"(enlace)
Decreto derogando en todas sus partes el Real decreto de 26 de Julio de 1926, y anulando los ascensos por elección concedidos en las Armas y Cuerpos hasta el empleo de Coronel inclusive. (Gaceta, 19 de mayo de 1931)
Artículo único. Los ascensos que por circunstancias y servicios de canF paña se concedieron a los Generales, Jefes, Oficiales, clases y soldados del Ejército desde el 13 de Septiembre de 1923, se clasificarán y calificarán como sigue: Gaceta 4 de junio de 1931
Artículo 1.° Se declaran válidos y subsistentes, como comprendidos en el apartado b) del Decreto de 3 de Junio de 1931, los empleos por méritos de guerra que, juntamente con la designación de sus titulares, figuran en la relación número 1, aneja a este Decreto. Gaceta 1 de febrero de 1933
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