LA NACIÓN. 18 DE ABRIL DE 1931. " LA SANTA BANDERA ESPAÑOLA"
LA NACIÓN. 18 DE ABRIL DE 1931. " LA SANTA BANDERA ESPAÑOLA"
LA NACIÓN, 18 DE ABRIEL DE 1931
"Que la bandera española, hasta en medio de las luchas fraticidas, si surgieren, la puedan besar siempre con igual fervor todos los españoles"
LA NACIÓN Se trata del diario creado a instancias del propio general Miguel Primo de Rivera (1870-1930), como instrumento de propaganda de su Dictadura (1923-1930) y de la Unión Patriótica (1924-1930), el partido personalista que funda para sustentarla ideológicamente, por lo que es considerado como el principal órgano “oficioso” de prensa del régimen militar primoriverista. [...]Establecida la II República Española, el diario dirigido por Delgado Barreto, como portavoz de la ultraderecha monárquica, además de criticar al nuevo régimen democrático, lo hará especialmente contra quien le hará sombra en su propio campo ideológico, el político José María Robles (1898-1880) y la CEDA (1933-1937). Es más, junto a José Antonio Primo de Rivera, con quien había contraído una estrecha amistad tras la muerte del dictador, Delgado Barreto lanzará el único número de El Fascio (16 mar. 1933), siendo impreso en los propios talleres de La Nación.
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La Nación, 18 de abril de 1931 |
EMBLEMAS PERDURABLES
La santa bandera española
No hemos tenido una palabra de comentario, y menos de protesta, para las resoluciones del Gobierno provisional en orden a la desaparición y sustitución de emblemas, aunque estimamos que, dentro de la tendencia, muy explicable, de hacer que se borre en la vida oficial todo signo del régimen monárquico, nada que tenga carácter histórico o artístico debe sufrir alteraciones ni mutilación. Porque España esté sembrada de emblemas monárquicos—¿no ha de estarlo, después de tantos siglos de Monarquía?—, los republicanos no dejarán de serlo, y si los quitan todos, los monárquicos no cambiarán de ideas
Pero, en fin, sobre eso no hemos querido formular ni un ruego ni una queja. Pero hay algo acerca de lo cual, porque llega a lo más íntimo del sentimiento, desearíamos que el Gobierno escuchara nuestra súplica, que, por tratarse de lo que se trata, formulamos con el más sincero fervor. Nos referimos a la bandera, a la santa bandera española.
Que en los primeros instantes, para dar la sensación de un cambio de régimen, se hayan alterado sus colores; que, para lo sucesivo, se modifique el emblema que en su centro campea, es explicable, y aún que la bandera tricolor se tenga como signo respetable y respetado de la República; pero sustituir ante el mundo la bandera tradicional, la gloriosa bandera rojo y gualda, tan fuertemente evocadora, y que, por ondear desde hace siglos en los más apartados rincones de la tierra es universalmente conocida, ¿para qué?
La bandera española está tejida con dolores y con sangre; pero también con sol y alegría de España. La han empapado muchas veces las lágrimas maternales; la han santificado el aliento de los moribundos; la han perfumado los besos de las mujeres y la ha fortalecido el juramento de nuestros soldados
Ella ha sido el lazo de unión de todos los españoles, el consuelo en la desgracia, el orgullo en los días de felicidad… Ella lo ha sido todo durante siglos.
No se la modifique. No se atribuya a la enseña de la Patria, ninguna significación política.
Que la bandera española con Monarquía o República sea siempre la santa e inmutable bandera española, la que el mundo conoce y respeta, la que tremolaban nuestros abuelos, liberales y reaccionarios, y la que deben tremolar siempre las generaciones futuras, sean cualesquiera la constitución y la suerte de España.
Que la bandera española, hasta en medio de las luchas fraticidas, si surgieren, la puedan besar siempre con igual fervor todos los españoles.
Es una súplica que formulamos ante el Gobierno provisional, porque acceder a ella no significa quebranto para la causa que representa, y satisface, de seguro, el sentimiento nacional
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