LARGO CABALLERO Y LA " HISTORIA" COMO EXCUSA
DON BENITO, 9 (o,3o m.). (Por conferencia telefónica.)—Esta noche se celebró en Don Benito el anunciado mitin de propaganda socialista. Acudieron al acto más de diez mil trabajadores, que escucharon en pie los discursos. En la Casa del Pueblo y en establecimientos contiguos se hablan establecido altavoces, oyendo a los oradores una inmensa muchedumbre […]
Al levantarse a hablar Largo Caballero, la muchedumbre le acoge can una imponente ovación. El presidente del Partido comienza así su discurso:
Compañeras y compañero:
[…] La monarquía cayó. Cayó por el empuje de unas elecciones municipales. Mucha gente, y sobre todo en el extranjero, elogió aquel sentir típico de España, que el 12 de abril se desembarzaba de los obstáculos tradicionales pacíficamente. Pues yo es digo que este movimiento pacifico que entonces nos pareció digno de alabanza, fué el primer error de la revolución española. Y ahora nos encontramos con que el enemigo retoña y hoy vuelve a poner en peligro la vida de la República.
Tenemos ya una experiencia. El pueblo español ha visto que en vez de agradecerle su gesto pacifico quieren volver a sojuzgarle de nuevo. No les extrañe que si la historia se repite y es preciso volver de nuevo a un movimiento- revolucionario, éste no sea pacífico. Y la culpa será de ellos.
[...] EN LA PROXIMA ETAPA REVOLUCIONARIA NO PODREMOS TENER GENEROSIDADES CON NADIE
En abril, los socialistas hubiéramos podido realizar una represalia justa contra quienes nos habían venido maltratado hasta entonces. Sin embargo, respetamos la vida y la hacienda de ciertos elementos que hoy cooperan contra la República. Ya dije yo anoche que aquello fué un error; pero que al mismo tiempo nos había servido de lección, y que no deberá extrañar a nadie que cuando los hechos se repitan no tengamos las mismas generosidades que antaño supimos tener. (Aplausos.) Y no tendremos esa generosidad por espíritu de venganza, sino porque hemos adquirido el convencimiento de que en las luchas políticas la generosidad no es buena arma. A veces son necesarios hechos que al principio repugnan, pero que luego la Historia justifica como precisos para la consolidación de un régimen.
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