EL TERRRO ROJO: CAÍTULO 4. FORJAMDO LA NUEVA POLICIÍA
JULIUS RUIZ, trad Jesús de la Torre
Editoria: ESPASA, 2012
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FORJANDO LA NUEVA POLICÍA
Madrid se encontraba en estado de alarma cuando estalló la guerra civil. Según lo que establecía la ley de orden público de 1933, esto significaba entre otras cosas que la policía podía imponer restricciones sobre el movimiento del tráfico. Tras la derrota de la rebelión de julio en la capital, la dirección General de seguridad prohibió que circularán vehículos por la calle a partir de las 10:00 de la noche, y proporcionó unas claves a sus propios conductores para que pudieran sortear la prohibición. Aunque las milicias no hicieron caso a la orden de la policía, las consignas nos proporcionan una fascinante visión de la mentalidad dentro de la de GS durante las primeras semanas de guerra. Las primeras consignas reflejan un afán por identificarse con el pueblo antifascista y la inevitable rendición de los rebeldes en toda España. Así, durante las noches del 24 al 29 de julio, se ordenó a los conductores de la policía que, ante una eventual detención, pronunciará un programa del tipo: «Acción, acción}; «Recordemos a los nuestros»; «Adelante, milicias»; «Ofreceremos nuestras vidas»; «Hacia el norte»; y «Somos los amos». Las de los tres días siguientes reflejaban desasosiego porque aún no se había alcanzado la victoria: “Hay que aplastarlos»; «No se levantarán más» y “Un último esfuerzo “. Sin embargo, las consignas para la siguiente semana del -2 al 9 de agosto- muestran una llamativa radicalización: «Exterminio» (2 de agosto); «A por los frailazos» (6 de agosto); «Jefazos maricas» (7 de agosto); «Preparaos para morir, sacristanes» (8 de agosto). Esta fue la semana en que nació la Policía.
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