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"Aquellos a los que les molesta tu bandera es por que quieren colocar la suya"                                                                  Jorge Gómez
                                                                                                        
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Ángel Rodolfo Merino Martínez.




El B.O.E. publicaba  el 15 de noviembre de 2017, el Decreto 151/20017 de 3 de octubre de 2017 del Gobierno de Aragón, presidido por Javier Lambán, por el que se declara bien de interés cultural, en la categoría de conjunto de interés cultural, figura de sitio histórico, las sepulturas de los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández del Cementerio de Huesca.

 La sublevación de Jaca dejó, además de varios muertos, un manifiesto firmado por el oficial gaditano advirtiendo del fusilamiento, sin juicio previo a quienes se opusieran de palabra u obra a la sublevación.




Miguel Maura en su obra, publicada por primera vez en México en 1962, Así cayó Alfonso XIII, dice :

[...] el capitán Galán y el teniente García Hernández, este último víctima de la locura de su amigo, sin la menor responsabilidad legal en el hecho del Alzamiento. Ambos quedaron ungidos con el título de mártires de la causa y sus nombres sirvieron de bandera de combate en la calle durante los primeros pasos de la República. Pero no es cierto, como afirma Lerroux[...] que" sin esos fusilamientos no hubiese habido República". Nada de eso. Afirmarlo es negar  la evidencia misma.

Mas adelante Maura confiesa que Casares Quiroga informó a los miembros del Comité revolucionario encarcelados en la cárcel Modelo lo siguiente : "Amigos de Galán presos en al cárcel de Huesca, le habían referido que tenía preparados los decretos y órdenes para instaurar un Gobierno libertario que pensaba había de residir en Zaragoza, hasta el momento de entronizarlo en Madrid- pura locura de un desequilibrado-. Cuanto nos contó Casares quedó luego confirmado" 

Sin embargo, el mismo  oficial tuvo la gallardía de entregarse cuando vio la sublevación derrotada y de reconocer, en el Consejo de Guerra sumarísimo que le juzgó, que su condena a muerte se atenía al Código de Justicia Militar vigente, según cuenta el periodista anarquista Eduardo Guzmán en 1930. Historia política de un año decisivo, con las siguientes palabras:

,“Conozco perfectamente el código militar y sé que a mi delito  le corresponde la última vez. Pueden ustedes con toda tranquilidad firmar mi sentencia de muerte, pues yo en este sitio no dudaría en firmarla. Yo he concebido en absoluto en movimiento. Quería caminar de sorpresa en sorpresa y llegar hasta las montañas de Lérida para constituir una facción que alentar a todos los que luchan contra el régimen actual. Veo que ha habido víctimas, lo cual es lamento. Soy un hombre que ha jugado y ha perdido. Y como no tiene otra cosa para satisfacer su deuda, se dispone a pagarla con la vida. “ [...] (1)

    Pese a la opinión que, sobre Fermín Galán y y  su papel en la aventura de Jaca, tenía Miguel Maura; los capitanes fusilados en la ciudad oscense fueron convertidos en héroes por la Segunda República, llegando a prepararse una fosa para enterrarlos bajo el arco de la Puerta de Alcalá de Madrid (Revista Crónica 9 de septiembre de 1934, página 10).

   Un  mes después de la sublevación  fallida y tres meses antes del advenimiento de la Segunda República, en concreto el 15 de enero de 1931, alguien tan alejado ideológicamente de Fermín Galán como Ramiro de Maeztu publicaba en (el diario Ahora (página 9) un artículo titulado"Las doctrinas de Galán" dedicado a explicar  las ideas políticas y económicas que el capitán había dejado escritas en su "folleto"Nueva Creación". Antes de iniciar su análisis  Maeztu dedica estas palabras  al capitán nacido en San Fernando: "Galán dió la vida por sus ideas. Con ello se ha ganado el derecho al respeto universal. No se debe hablar de él sino con el sombrero en la mano y la oración en los labios"

     Las líneas de Maeztu dedicadas a Galán serán cinco años proféticas. Algunos de los que convirtieron en héroes a los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández fusilaron, sin juicio previo, al ensayista vasco el 29 de octubre de 1936. Las últimas palabras de Maeztu, dirigiéndose a quienes se disponían a asesinarlo, fueron: «¡Vosotros no sabéis por qué me matáis! ¡Yo sí sé por qué muero: porque vuestros hijos sean mejores que vosotros!»

     Casi noventa años después no estamos cumpliendo el último deseo de Maeztu. El respeto a la memoria de Galán, del adversario político, que demostró el escritor alavés se ha perdido en la actualidad, llegándose a hacer alarde pública y políticamente de ello. 

    Hoy se honra la memoria y las tumba  de los de un bando y se desprecia la memoria y la tumba de los del otro bando. Observese que digo bandos, porque muchos españoles fueron integrados en cualquiera de los dos simplemente por azar y en contra  de su voluntad; otros por el contrario eligieron sin lugar a dudas su posición en el combate.

    Yo preferiría escuchar el nombre de todos los españoles que murieron defendiendo honradamente  sus ideas, durante la Guerra Civil en el frente o fusilados en las retaguardias,  con "el sombrero en la mano y la oración en los labios."

   Un paso adecuado para mostrarles "respeto universal" sería, como ya ha pedido, entre otros, el historiador Octavio Ruíz Manjón, colocar una placa en la Cámara Baja con la relación del nombre de todos los Diputados asesinados durante la Guerra Civil. 

   No debemos consentir que la pasión de la política se adueñe de la Historia. Haríamos muy bien en aprender, como dijo; Beicon que :"La Historia es inteligencia, no memoria " porque en palabras de Andrés Trapiello:·"de todas las facultades, la de la memoria es la menos democrática."     


NOTAS A PIE DE PÁGINA

(1) Una vez constituido el Tribunal y daba lectura al apuntamiento, es interrogado en primer término el capitán Galán. Cuando pretende exponer las causas y finalidades de la situación, el presidente del Consejo le interrumpe diciéndole que se atenga a contestar a lo que se le pregunte. En tono sereno y firme, Fermín Galán afirma entonces:

Conozco perfectamente el código militar y sé que a mi delito le corresponde la última vez. Pueden ustedes con toda tranquilidad firmar mi sentencia de muerte, pues yo en este sitio no dudaría en firmarla. Yo he concebido en absoluto en movimiento. Quería caminar de sorpresa en sorpresa y llegar hasta las montañas de Lérida para constituir una facción que alentar a todos los que luchan contra el régimen actual. Veo que ha habido víctimas, lo cual es lamento. Soy un hombre que ha jugado y ha perdido. Y como no tiene otra cosa para satisfacer su deuda, se dispone a pagarla con la vida. “                        

                                                        Eduardo de Guzmán: 1930. Historia política de un año decisivo.

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