HISTORIA DEL AÑO EN QUE NO HUBO VERANO: 1816, EL MÁS FRÍO DE LA TIERRA

Historia del año en que no hubo verano: 1816, el más frío de la Tierra

¿Quién dijo que el clima no afecta al ser humano? Los primeros años del siglo XIX fueron fríos por culpa de un volcán, y trajeron consigo muerte, enfermedades y desgracias

Foto: Ilustración antigua: "Salida de la luna en invierno". (A Demont/iStock)


Por Ada Nuño

07/12/2023 - 14:15


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Si una mariposa bate sus alas en algún lugar, podrá provocar un huracán en otra parte del mundo. En este caso, no fue una mariposa, sino algo un poco más devastador. En 1816 se produjo una anomalía climática tan grave que la historia de la humanidad cambió para siempre o, por lo menos, sucedieron muchas cosas que quizá no se habrían producido con otras temperaturas.

 La increíble combinación de una histórica caída en la actividad solar y unas importantes erupciones volcánicas como la del volcán Mayon en Filipinas o el monte Tembora en Indonesia (la erupción más grande conocida en 1.300 años) causaron una disminución de la temperatura mundial de entre 0,4 y -0,7 °C, lo que provocó que el verano de 1816 en Europa fuera el más frío registrado entre 1766 y 2000. Por su parte, esto resultó en una grave escasez de alimentos en el hemisferio norte, además de muchas otras casualidades que ahora veremos. 


Dos erupciones volcánicas y una caída en la actividad solar provocaron el verano más frío registrado, que tuvo consecuencias terribles 


Los eventos sucedieron durante la década final de lo que se conoce como la Pequeña Edad de Hielo, pues periódicamente desde el siglo XIV venía produciéndose un enfriamiento global. Aquel verano de 1816, todo se heló en Europa y nevó, algo que también sucedió en algunas partes de Estados Unidos, y los altos niveles de ceniza provenientes del volcán provocaron espectaculares ocasos que inspiraron a Turner a pintar sus característicos atardeceres. Lord Byron también aprovechó para escribir su poema Darkness: "Tuve un sueño (...), el brillante sol se había extinguido y las estrellas erraban apagándose en el espacio eterno". Y no era un sueño.


'Mortlake Terrace' de William Turner, pintado en 1826.





Un cuadro de Turner fechado en 1817. El trazo del pintor fue influido por la peculiar atmósfera durante el 'año sin verano'

Quizá los artistas supieron sacar la inspiración para crear grandes obras de lo más profundo de sus entrañas, pero, para el resto del mundo, encontrarle el lado positivo a la desgracia no fue fácil. Se arruinaron las cosechas y se desencadenó la peor hambruna del siglo XIX, aunque la falta de avena para alimentar a los caballos fue lo que podría haber inspirado al alemán Karl Drais a inventar el velocípedo, antecesor de la bicicleta. En 1813, había creado un vehículo de cuatro ruedas propulsado por pedales, y tuvo la suerte de que la subida del precio de la avena y las malas cosechas del año sin verano provocaran la necesidad de construir vehículos que no precisasen de tracción animal. 


Se arruinaron las cosechas y se desencadenó la peor hambruna del siglo XIX 


Por otro lado, enfermedades como el tifus pegaron fuerte en algunos países como Irlanda o Italia, y las enfermedades, hambre y mortalidad (según las cifras, murieron hasta 70.000 personas) provocaron migraciones masivas hacia Rusia y América, lo que irremediablemente llevo consigo la instauración de políticas proteccionistas. En junio de 1816, los residentes de Nueva York fueron testigos de una tormenta de nieve. Las granjas en Nueva Inglaterra se helaron, y también granizó en Londres todo el verano, incluso en nuestro país se produjeron eventos climáticos impensables hasta el momento. Aunque no hay muchos datos recogidos, el barón de Maldà habla de una nevada en el centro de la península a mediados de julio, algo inaudito.

Lord Byron y sus amigos inventan cosas

Mientras todo eso sucedía, Lord Byron, que quizá ya había soñado con el poema Darkness, se escondía en su villa Donati en Cologny, junto al lago Léman, en Suiza. Acusado de sodomía y amargado, invita a un grupo de amigos a que pasen unas semanas con él, en aquel extraño verano desapacible en el que llueve y hay que pasar mucho tiempo en casa. Como los personajes aislados del Decamerón durante una epidemia, el grupo de amigos de Byron se dedica a contar historias de fantasmas por las noches, pues realmente todo el ambiente gótico concuerda con la climatología invernal proveniente del volcán. 


En Bengala, las lluvias torrenciales propiciaron una epidemia de cólera que se extendió por el mundo, matando a millones de personas 


Lo que al principio parece ser un simple juego termina por concebir algunas de las obras literarias más importantes de la historia. Efectivamente, en esos días de esparcimiento se encuentran en la casa el médico John Polidori, que inventará el mito del vampiro volcando en el personaje su odio por Byron (se suicidó cinco años después sin haber alcanzado la fama), y Mary Shelley, que, gracias a las conversaciones nocturnas y a las pesadillas posteriores, irá forjando a su particular Prometeo con el doctor Frankenstein. Es decir, mientras el mundo moría, un grupo de amigos refugiados en una villa hacía historia.


Mientras todas las desgracias sucedían, John William Polidori inventaba el mito del vampiro.


Las consecuencias del volcán no se limitaron a Europa. En Bengala (India), en 1817, las lluvias torrenciales propiciaron una epidemia de cólera que se extendió por el mundo, matando a millones de personas. El monzón se vio alterado durante tres años y el desastre económico en el sureste asiático vio resurgir la esclavitud. Y algo incluso más llamativo: las hambrunas en el suroeste de China forjaron a los agricultores a cambiar el cultivo del arroz por el del opio, propiciando con ello la epidemia de esta droga analgésica que llegaría después.

Una gigantesca nube de partículas se repartió por el mundo y bloqueó la luz solar, creando una extraña neblina rojiza que lo envolvió todo y que apenas se disipaba, dando un toque bello y apocalíptico a los atardeceres. Un puñado de rocas sonando y lava saliendo de lo más profundo de un volcán provocaron un invierno que parecía no tener fin, muerte y hambre por todo el planeta, y sentaron las bases de los cambios que vendrían después, las leyes y las políticas sociales que pretendían arreglar los problemas acontecidos. Se demostró que el clima podía (y puede) dominar al ser humano. 

Lord Byron: "La mañana llegó y se fue y no trajo con ella el día (...), felices eran aquellos que vivían dentro del ojo de los volcanes" 

Los primeros años del siglo XIX fueron fríos, sin duda. El ambiente apocalíptico, de nuevo, trasciende cuando leemos el poema de Byron: "La mañana llegó y se fue y no trajo con ella el día (...), felices eran aquellos que vivían dentro del ojo de los volcanes". El miedo y la desesperanza camparon a sus anchas en los corazones de los seres humanos, una sensación que nosotros conocemos a estas alturas demasiado bien.


OTRAS FUENTES

Así fue 1816, «el año sin verano». ( Hace referencia a Espña)

1816, el ‘año sin verano’ que cambió el mundo: así fue la primera catástrofe climática global

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