¿POR QUÉ RAZÓN EL COMUNISMO NO COMPARTIÓ EL MISMO DESTINO QUE NACIONALSOCIALISMO ALEMÁN? (POR JAN DOXRUD)

 

¿Por qué razón el comunismo no compartió el mismo destino que nacionalsocialismo alemán? (por Jan Doxrud)

Educación, Socialismo, Politica

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¿Por  qué  razón  el  comunismo  no  compartió  el  mismo  destino  que nacionalsocialismo alemán? Ambas ideologías exterminaron a millones de personas, siendo, desde un punto de vista cuantitativo, superior  el  comunismo. El  comunismo, en  absolutamente  todas  sus versiones, terminaron siendo brutales dictaduras: Rusia, Camboya, Rumania, Yugoslavia, China, Cuba, Corea del Norte, Polonia, etc. ¿Por qué entonces lucir la imagen de la hoz y el martillo  no  tiene el mismo efecto que lucir una  esvástica  nacionalsocialista?  Sabemos  que  si  Stalin  luchó contra Hitler durante la Segunda Guerra  Mundial  fue  debido  a  que  Hitler  traicionó  el  pacto  de  no  agresión  que  tenía  con  el  líder  soviético  (1939),  por  lo  que  aquella  antigua estrategia de oponer el fascismo o el nazismo al comunismo es  completamente  errónea. Criticar  al  comunismo no es ser fascista ya que, como bien señala  Jean- François Revel, el enemigo del comunismo no es el fascismo, sino que la democracia y  la  libertad.  Hubo  una  época  en  que  efectivamente  ser anticomunista era sinónimo de ser fascista.  También  se  suponía  que  si se era antifascista, no se podía ser a su vez anticomunista, pero  esa  estrategia  del Komintern  ya  llegó a su fin, ya que al socialismo/comunismo no se le critica en nombre del fascismo, sino que en nombre de la libertad.




El hecho es que el nazismo es condenado, es una ideología marginal(pero latente en algunos países), mientras que  el  comunismo ha logrado limpiar su nombre de las atrocidades cometidas, tal como lo hizo al final de la  Segunda  Guerra Mundial (1939-1945), donde logró esconder sus matanzas tras el velo de la shoah u holocausto. François  Furet, en  su diálogo con el historiador Ernst Nolte, señalaba que, el hecho de  que  el  comunismo  no  padecieran  un  desprestigio  comparable  al  nazismo  se  podía  explicar  debido  a  que,  tras  el  final  de  la  Segunda  Guerra  Mundial,  el  nazismo dejó  en evidencia todos sus  crímenes,  mientras  que  la  Unión Soviética,  que (con un oportunismo cínico) puso al nazismo al margen de la humanidad, quedó  en  el  bando  de  los  vencedores, por  un  mero  azar del  destino (la traición de Hitler). No hay  imagen  más  cínica  en  la historia del derecho penal internacional  que  jueces  soviéticos  condenaran  a  los  derrotados  nazis. Un toatlitarismo criminal juzgando a su antiguo aliado que lo traicionó-




Además  Furet  destaca  el  hecho  de  que  el  nazismo  apelaba  a  lo “particular”,  esto  es,  al  la raza   germánica,   la   raza  aria,  mientras  que  el  comunismo  apelaba  a  lo  universal,  a  la emancipación humana  y  al  obrero  concebido  como  alguien  que  no  tenía  patria (aunque Stalin eliminara a los propios comunistas y a parte de la  población  que  habitaba  en la  URSS). Además el comunismo  enarbola  banderas  seductoras  como  la  igualdad,  fraternidad,  aunque   termine  por hacer  absolutamente  lo  contrario. También destaca el hecho de que las víctimas del comunismo soviético  eran  pueblos  que  eran  parte  integrante  de  su  propio  imperio,  mientras  que  los nacionalsocialistas exterminaron sobre todo fuera  de  sus  fronteras,  por  ejemplo  en  Polonia, siendo sus víctimas  judíos,  pero  también  rusos, holandeses, franceses, etc (pocos conocen a los cosacos,  calmucos,  chechenos,  daguestaníes,  víctimas  del  comunismo soviético) 

De  esta  manera señala Furet:

 “El Occidente manifestó muy poca compasión para con los pueblos lejanos del Este europeo víctimas del comunismo, mientras que tuvo una experiencia concreta de la opresión nazi”[1].  

El  punto  de  Furet  es  que  los  crímenes  de  los  nacionalsocialistas fueron tan universalmente visibles, además de documentados,  lo  cual  generó  una  “obsesión”  con  respecto  al  nazismo, así como  una   “obsesión  antifascista”  que,  si  no  imposibilitó  el  estudio  y el   análisis   de   los  regímenes  comunistas,  sí  los  dificultó,  señala historiador francés.  Stéphane Courtois se refiere a lo avanzado que  se encuentran  los  estudios  sobre la Alemania nazi, los asesinatos perpetrados por  los  nacionalsocialistas,  así  como  el  estudio  de  personajes  particulares  que  pertenecieron  al régimen.  Así,  nombres  como  el  de  Himmler,  Göring,  Goebbels  o Heydrich pueden resultar familiares, mientras que los nombres de Guénrij  Yagoda,  Nikolái  Yeshov,  Lavrenti  Beria, Felix Dzerzhinsky parecen  ser menos  conocidos  entre  el  público. Existe  una  verdadera  fascinación por el nazismo y la figura  de  Hitler,  y  no  así  por los  jerarcas comunistas.  Courtois también hace referencia a las razones que pueden explicar la falta  de  condena  de  los crímenes comunistas en comparación con los del nacionalsocialismo:

“El terror  nazi  ha  sobrecogido  las  mentes por  tres razones. En primer lugar, porque afectó directamente a   los   europeos.  Además,  al  haber  sido  vencidos  los  nazis  y  juzgados  sus  principales  dirigentes  en Nüremberg, sus crímenes fueron señalados y estigmatizados de manera oficial  como tales.  Finalmente,  el descubrimiento del genocidio perpetrado contra los judíos constituyó un trauma para las conciencias por su carácter en apariencia irracional, su dimensión racista y la radicalidad del crimen”[2].



Otra  explicación  la  da  el  historiador  norteamericano  John  Lukacs,  que se muestra escéptico ante  los  paralelismos que se realizan entre Hitler y Stalin. Tal paralelismo llega  a  su  fin  cuando  se consideran las características propias de ambas naciones que tuvieron que dirigir los dictadores:

“Los  alemanes  que Hitler heredó eran el pueblo más cultivado del planeta. No se puede decir lo mismo de los  pueblos  sobre  los  que Stalin imperó.  Esa  es  la razón  de  que  el  fanatismo  y  la  brutalidad  y  los crímenes  masivos  ordenados  por  Hitler y ejecutados por los alemanes resultasen, y sigan resultando,  más sorprendentes  e  inesperados  que  las  brutalidades y asesinatos ordenados por Stalin y perpetrados por sus subordinados; y  esa  es  la  razón  también  de  que  Hitler siga siendo una personalidad más interesante y extraordinaria que la de Stalin (como el nacionalsocialismo lo es más que el comunismo)”[3].

Por  su  parte,  el  intelectual  húngaro  Tzvetan  Todorov   (1939-2017)   explicaba  en  su  libro “La experiencia totalitaria”, que la imagen del comunismo seguía siendo más confusa que la del  nazismo. Mientras qu el nazismo decía lo que pretendía hacer (salvo  con  la  disimulación  del  exterminio), el comunismo decía lo contrario  lo que hacía. Esto permitía, por lo demás, a lo comunistas a refugiarse en  la  utopía  ante  los  desastrosos  resultados  de  los  diversos   regímenes   comunistas    realmente existentes.  De  ahí  apelaban  a  que  lo  que  realmente  existió fue “estalinismo” y no “comunismo”, de  manera que, no solamente se sentían exculpados  de  los  crímenes,  sino  que  se   sentían  con  el derecho  de perseverar en sus objetivo de construir la utopía comunista (después de todo, ya sabemos que cualquier  error  que  se  genere  nunca  será  responsabilidad  de  la ideología que por definición es perfecta). Pero  ya  he  argumentado que esta no es más que un mecanismo  psicológico  propio de fanáticos y de personas cuya identidad esta radicalmente atada a un conjunto de ideas que dan forma a una ideología como es el caso del comunismo.



Otra  razón  que  dá  Todorov  es  similar  ante  lo  anteriormente  visto:  las  víctimas.  En el caso del nazismo la identidad del grupo de las víctimas era mucho más fuerte que en el caso  del  comunismo. En el caso e este último tenemos  grupos nacionales poco conocidos  en  Occidente y, sumado a esto, los demás grupos fueron definidos en virtud de un criterio  político  y  profesional: kulaks, burgueses o rusos blancos. En palabras de Todorov: “Los kulaks  como  tales  no  tienen  cronistas, n i tradición, ni una  identidad  fuerte,  y  por  lo  tanto  es  más  difícil recordarlos como una entidad diferenciada”. Otra razón vendría a ser la forma en que terminaron  los  regímenes.  En  el caso el nazismo el fin fue total y  violento,  por  medio  de  la  guerra,  ocupación  y  los  Juicios  de  Nuremberg, mientras  que es el comunismo, si bien no fueron finales carentes incruentos, carecieron  la  violencia  como  el  caso del nazismo.  Por  último  cabe  mencionar  que  las  ideas   marxistas  y  leninistas  siguen   influyendo y operando  como por medio de las cuales se analiza  la sociedad, como es el caso de muchas facultades universitarias (especialmente en las humanidades). En suma, comenta Todorov:

“La  memoria   del   comunismo  y  la  del   nazismo  siguen  alejadas.  La  del comunismo que se vivió en la  Europa del Este parece irreconciliable con la de Europa occidental, dado que  proceden  de  experiencias totalmente  diferentes.  En  Europa  occidental  solo  podemos  observar  cómo  se  utiliza  la  memoria  del nazismo"


 


[1] François Furet y Ernst Nolte, Fascismo y Comunismo (España: FCE, 2007), 103.


[2] Stéphane Courtois, ed. ,  El libro negro del comunismo, 29.


[3] John Lukacs, Junio de 1941, Hitler y Stalin(México: FCE, Turner, 2007), 55.


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