LAS RESPONSABILIDADES POLÍTICAS 1930-1935.
“Pocos españoles de la actual generación estarán libres de culpa por la infinita desdicha en que han sumido a su patria. De los que hemos actuado en política, ninguno” (Epistolario Prieto - Negrín . México 3 de julio de 1939)
«Raymond Arori asumía un pensamiento común a Nietzsche y a Paul Valéry: "para las comunidades humanas, como para los individuos, el olvido no es menos esencial que la memoria" »
Landelino Lavilla: Política de la memoria. Discurso de recepción del Académico de Número. Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. 20006
En la España de las décadas de los 1920 y 1930, el término “responsabilidades” será protagonista del vocabulario político en diferentes ocasiones; esta palabra estará vincula al deseo de juzgar políticamente y hacer desaparecer todo lo que significaba el periodo de la Restauración. Estas ocasiones son las siguientes:
Primera. El término “responsabilidades” adquiere una importancia capital en el Congreso de los Diputados en los debates acerca del desastre de Annual y sobre todo como consecuencia de aprobación de dos comisiones parlamentarias para estudiar el expediente del general Picasso. La primera se creará el 21 de julio de 1922 y sus dictámenes no se debatirán completamente, al disolver Alfonso XIII la legislatura el 14 de diciembre de 1922; después de las lecciones correspondientes la nueva Cámara Baja aprobará el 10 de julio de 1923 una nueva Comisión para investigar las posibles responsabilidades contraídas con motivo de la acción española en Marruecos, Comisión que tendrá un brusco final con el golpe de Estado de 13 de septiembre de 1923
Segunda. Será en el Manifiesto al País y al Ejército que Miguel Primo de Rivera entrega en la Capitanía General de Barcelona a cuatro periodistas. Allí podemos ver en tres ocasiones el término “responsabilidades”
• «[…] Españoles: ha llegado para nosotros el momento más temido que esperado ahora vamos a recabar todas las responsabilidades […]”.
• “buscaremos al problema de Marruecos solución pronta, digna y sensata […] El país no quiere oír hablar más de responsabilidades, sino saberlas, exigirlas pronta y justamente, […]»
• La responsabilidad colectiva de los partidos políticos la sancionamos con este apartamiento total a que los condenamos […]»
Tercera. Es cierto que las responsabilidades políticas y militares por el Desastre nunca se llegaron a hacer efectivas, sin embargo. el artículo 2º del Decreto-ley de 14 de septiembre de 1927, que establece la creación de la Asamblea Consultiva, encomienda a dicho organismo enjuiciar políticamente un período histórico concreto.
“A más de la primordial función encomendada a la Asamblea Nacional por el artículo anterior, ésta podrá […] enjuiciar la política general desde el 1º de julio de 1909 […]”.
Dos meses después, encontramos unas declaraciones del dictador con las que anuncia que ha firmado una Real Orden indicando a la Asamblea Nacional Consultiva como debe lleva a cabo la labor de enjuiciamiento de esa etapa de la Historia de España
En el diario La Nación, auspiciado y financiado desde la administración de la Dictadura primorriverista, de 15 de noviembre de 1927 recoge la siguiente información del general jerezano:
“[…] Hoy he firmado […] la oportuna Real Orden enviando a la Comisión correspondiente de la Asamblea el expediente de responsabilidades desde el año 1909. Las razones por las cuales se fija la fecha de 1909, a mi entender son obvias. Yo creo que el año de 1909 señala una divisoria, perfectamente definida en la política española contemporánea […] No se va tratar ahora de concretar nombres de personas, sino de estudia un sistema que alentó, que cuando menos no impidió y consintió que desandará el camino recorrido hasta el año mencionado. Y ese estudio y esa depuración del sistema servirá de contraste para que podamos extraer la necesaria advertencia con respecto al momento presente y al porvenir de España.”
En otro periódico, El Liberal de 15 de noviembre de 1927, que desde este mismo año intensifica su línea izquierdista adoptando una de las oposiciones más radicales a la dictadura primoriverista, Se puede ver la misma noticia:
«El jefe de Gobierno ha firmado una real orden, que enviará a la Comisión correspondiente de la Asamblea, para que depure las responsabilidades contraídas desde el año 1909»
En la referida real orden el presidente del Gobierno expresa el propósito de que al abrirse está información no se pretende perseguir a nadie personalmente, sólo deducir enseñanzas definitivas para el porvenir”.
La Real Orden podemos leerla en el apéndice sexto del diario de sesiones de la Asamblea Nacional Consultiva del 23 de noviembre de 1927:
“Señaladamente la segunda mitad del año nueve siembra con la llamada «semana sangrienta» […] con la desastrosa iniciación de- la campaña de Marruecos y con otros episodios, el germen de los males que la revolución de 1923 vino a contener, y que acaso hoy en parte, aunque muy atenuados, se sufren, por lo que cree el Gobierno que para la formación del debido juicio histórico y para la determinación de las responsabilidades que correspondan al sistema y a las personas que entonces gobernaban, procede comenzar por esa fecha y por esos acontecimientos la obra de análisis y depuración que se precisa para el saneamiento nacional fundado en el exacto conocimiento de los sucesos y las conductas que lo comprometieron . En méritos de lo expuesto, y de acuerdo con el Consejo de Ministros, S.M. el Rey (q . D . g.) ha dispuesto se comunique a V.E. esta síntesis de hechos, a fin de que la Asamblea Nacional proceda al examen de los mismos, por etapas sucesivas, y eleve al Gobierno su labor depuradora, en primer lugar, en cuanto concierne a los acaecidos en el segundo semestre del año 1909, y después, y periódicamente, a los ocurridos en años posteriores.”
Cuarta. Al mes y medio de ser abiertas las Cortes Constituyentes, el Congreso de los Diputados aprobó la Ley de 26 de agosto de 1931, publicada en la Gaceta de la República el 27 de agosto Dicha Ley establecía una Comisión, integrada por veintiún diputados, llamada Comisión de Responsabilidades, y que tendría
«[…] la misión de instruir las diligencias oportunas para depurar las políticas o de gestión ministerial que hubieran causado grave daño material o moral a la Nación concretadas en las cinco categorías siguientes:
a). Alta responsabilidad en Marruecos
b). Política Social de Cataluña
c). Golpe de Estado de 13 de septiembre de 1923
d). Gestión y responsabilidades políticas de las Dictaduras
e) Proceso de Jaca
Esta ley fue fruto de un intenso debate en el que hubo profundas discrepancias entre los diputados sobre la misión de la Comisión. Por ejemplo, Manuel Azaña pensaba que cronológicamente la Comisión debía empezar su labor a partir de 1909, coincidiendo con el criterio del general Primo de Rivera. Lo sabemos porque el diario El Sol, en su número del día 23 de junio nos informa de las palabras, en un mitin celebrado en Ávila, del ministro de la Guerra:
«[…] Dice que la misión de las Cortes es votar la Constitución, a la que no concede importancia, porque no hay más Constitución vigente que la que quiere el pueblo […] y la de responsabilidades desde 1909 […]
Aun podríamos incluir una nueva aparición del término «responsabilidades» durante la Segunda República. En 1935 con ocasión del intento de la mayoría gobernante, al menos una parte de ella, de que el Tribunal de Garantías Constitucional juzgase a Casares Quiroga y Azaña Díaz, por el alijo de armas del “Turquesa”, que ayudó a los revolucionarios de 1934. El 20 de marzo de 1935 intervino en el Congreso Azaña para negar las acusaciones, Un día después, el 21 de marzo, el diario Ahora en un editorial titulado, «Ambientes y consecuencias», compara la situación durante el bienio de gobierno socialista- republicano y la del momento:
[…]El predominio de las izquierdas y del socialismo se polarizó de 1931 a en las famosas “responsabilidades de la Dictadura”, quizá como respuesta inconsciente al anterior proceso histórico de las “responsabilidades de Annual”. Ahora las derechas han encontrado o creído encontrar otra exigencia de responsabilidades: la del alijo de armas. Antes fue el expediente Picasso, ahora es el expediente Alarcón. Y allá van campañas periodísticas, conversaciones de café, debates parlamentarios; el caso es que haya liberales y apostólicos, progresistas y moderados, auténticos y embozados. En otras partes es fácil agrupar a los políticos en momentos críticos para el país; aquí se intentó una vez un Gobierno nacional y a duras penas vivió pocos meses, a condición de no hacer nada. Es el instinto de disociación venciendo la solidaridad. […]
Otro análisis de ese mismo momento político, muestra de la gran ruptura que se estaba gestando, lo podemos ver si acudimos a el Diario de Sesiones del Congreso para recuperar las palabras que José Antonio Primo de Rivera pronunció el 21 de marzo
«[…] Los procesos de responsabilidades son un desatino y acaban siempre ensalzando al que tratan de perseguir. Lo que yo no entiendo es cómo habiendo aquí tantos que han sido recientemente víctimas y luego beneficiarios de procesos de responsabilidades, se enzarcen en otro con el propósito de concluir con una figura política y con el resultado, claramente previsible, de enaltecerla […]
Y más adelante, dirigiéndose a la oposición dijo:
[…] tenéis la suerte de tener buenos enemigos, que es lo mejor que le puede ocurrir a uno en el mundo; elegirse su lote de enemigos es más conveniente quo elegirse bien el lote de amigos; y esos enemigos os van a acusar de una majadería quo representa el peligro de dos años de prisión, os van a llevar al Tribunal de Garantías para quo os absuelva y os van a devolver vuestra virginidad para quo intentéis la revolución otra vez. Lo que pasa es que probablemente abriréis entonces vosotros el proceso de responsabilidades contra el juez señor Alarcón […]. Y así nos pasaremos la existencia, entre la charca y la parrilla, entre la parrilla y la charca, hasta que llegue de veras algún Sansón –porque acabará por hacernos a todos sansones la desesperación española– a hundir el templo con sus columnas y con todo lo que tiene de malo y todo lo que pueda tener de bueno […]»
Premonitorias palabras. El juez Salvador Alarcón Horcas, encargado de investigar el alijo de armas del “Turquesa”, fue asesinado en Madrid en 13 de agosto de 1936 por milicianos del Frente Popular en la Casa de Campo de Madrid.
Quinta . Volvemos a ver el término «responsabilidades», en la Ley de Responsabilidades Políticas promulgada el de febrero de 1939 y publicada en el B.O.E el día 13 del mismo mes; ley que será reformada por la Ley de 19 de febrero de 1942 publicada en el B.O.E de 7 de marzo del mismo año.
De todos los momentos que hemos recordado como el término «responsabilidades» adquirió una importancia significativa en la historia de España nos vamos a fijar en el presente trabajo en el de la Segunda República. En concreto, en el periodo que va de 1931 a 1935, con sus antecedentes de 1930.
Porque considero que las responsabilidades políticas que los gobiernos de la República quisieron juzgar, usurpando el papel de jueces; y acaso, el de los historiadores, son la representación de una forma de actuar que propició, en una parte importante, el fracaso del régimen republicano y que, en mayor o menor medida, ocasionó la llegada de un “Sansón”.
En consecuencia, podemos afirmar que la exigencia de responsabilidades políticas que la Segunda República desencadenó en 1931 contra el sistema de la Restauración, repito, obviando el sistema judicial, era una parte esencial para implantar un nuevo Estado. Así lo anunció ya Azaña en Valencia el 7 de junio de 1931
[…] La permanencia del espíritu revolucionario en el Gobierno tiene dos caras; una, la ruptura tajante con el pasado; otra, la reconstrucción del país y del Estado desde sus cimientos. Una oligarquía sin corona, no; jamás. Un pueblo libre, sí. La ruptura con el pasado es lo más urgente, y significa satisfacer el anhelo del pueblo, que quiere cobrarse una deuda de siglos; pero que en sus etapas próximas comienza en 1909, sigue en África y en Jaca. Hay que cobrarla donde esté el que haya de pagarla; si no, se consideraría engañado y seríamos traidores al anhelo popular. (Ovación.)
¿Cómo se va a hacer esto? Yo estoy oyendo hablar desde los tiempos en que éramos barullo y tendido de sol -aunque ahora también lo seamos y falten localidades para los que quieren estar en él- que hay que castigar a los culpables. Este problema se nos plantea a nosotros, y yo sostengo que este Juicio no puede ser objeto de los tribunales de justicia, porque si nos pusiéramos a confrontar los actos realizados con los códigos facciosos o legales ocurriría que los crímenes cometidos serian ligeramente penados, este asunto hay que llevarlo a las Cortes. […]
En definitiva, analizar la demanda de responsabilidades políticas en el periodo que va de 1930 a 1935 nos puede ayudar a entender los errores políticos, o una parte de ellos, cometidos en esos seis años y que desembocaron en la gran tragedia de España, que se terminó en 1978. El Dr. Manuel Contreras Casado en su trabajo; Responsabilidad regia, memoria histórica y transacciones a la democracia en España, ( Revista de Estudios Políticos, numero 121, julio-septiembre de 2003) lo explicó así
“La sociedad y el régimen republicanos de 1931 decidieron no olvidar y «ajustaron cuentas» con el inmediato pasado monárquico, enjuiciando severamente sus responsabilidades. Por el contrario, no hubo en nuestra transición democrática pretensión alguna de sustanciar responsabilidades regias por su original anclaje en el régimen franquista, una vez aceptado el supuesto de que el Rey facilitaría la operación constituyente que se consumó en 1978 con una auténtica ruptura política y un cambio de régimen constitucional.”
Con los juicios políticos que se quisieron establecer con la ley de 28 de agosto de 1931 también se quiso imponer desde el poder un relato histórico. Olvidando que dejar, como dijo Eric Hobsbawn en el Festival Hay Segovia de 2006 la Historia en manos de los políticos es un peligro (José Andrés Rojo: «La mirada de los nietos» El País, jueves, 30 de noviembre 2006.
Estas son las bases sobre las que pretendo cimentar este trabajo. Espero conseguirlo.
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