LOS DOCE CÉSARES DE SUETONIO (DIVUS IULIUS)
Traducción del párrafo 74, libro 1 (Divus Iulius) de Suetonio
TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL
Era dulce por naturaleza hasta en las venganzas. Cuando se apoderó de los piratas, de los que fue prisionero, y a quienes en aquella situación juró crucificar, no los hizo clavar en este instrumento de suplicio sino después de estrangularlos. Cornelio Fagita le había dispuesto todo género de asechanzas en la época en que, para librarse de Sila, velase él obligado, aunque enfermo, a cambiar todas las noches de asilo, y no había cesado de inquietarle sino mediante espléndida recompensa: sin embargo,nunca quiso tomar venganza de él. A Filemón, esclavo y secretario suyo, que había prometido a sus enemigos envenenarle, no le impuso otro castigo que la muerte, cuando podía someterlo a espantosos tormentos. Llamado como testigo contra P. Clodio, acusado de sacrilegio y convicto de adulterio con su esposa Pompeya, aseguró no haber visto nada, a pesar de que su madre Aurelia y su hermana Julia habían declarado a los jueces toda la verdad: y como se le preguntaba por qué, pues, había repudiado a Pompeya, contestó: Es necesario que los míos estén tan exentos de sospecha como de crimen.
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